¿Vive cerca de humedales, ríos, lagos, lagunas o manglares, donde normalmente hay aves acuáticas?, o bien, ¿es fotógrafo aficionado? Si alguno es su caso, comuníquese con el Museo Nacional y ayude a esta institución con el recuento de ese tipo de pájaros que realiza anualmente.
La información que usted proporcione podría aportar a que los expertos conozcan mejor cómo se distribuyen y cuánto abundan estos individuos en Costa Rica y, con esto, hacer una proyección sobre el estado de esas poblaciones y de los ecosistemas que habitan.
“Eso nos ayuda a la conservación de las especies, poniendo énfasis en las poblaciones disminuidas o sensibles. Con esa información podemos hacer comparaciones año a año, coordinar gestiones ambientales con otros actores, y dirigir acciones en pro de la conservación de las mismas”, explicó en un comunicado Ghisselle Alvarado, ornitóloga de ese ente cultural.
LEA MÁS: Observación de aves avista un mercado de nueve millones de turistas
Entre las variedades de aves acuáticas que es posible observar en nuestro país se encuentran las garzas, los piches, los pelícanos, las gaviotas, los correlinos costeros, los cormoranes, los patos aguja y las pollas de agua.
Estos avistamientos son comunes en lugares como el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro, en la zona norte; el Parque Nacional Tortuguero, en Pococí de Limón, y en muchas de las playas de nuestro país.
¿Cómo participar?
Si desea sumarse a la iniciativa del Museo Nacional, debe llevar un registro en el que identifique el tipo de ave, la cantidad de ellas y el lugar donde fueron ubicadas.
Esa información tiene que enviarla al correo electrónico galvarado@museocostarica.go.cr antes del 25 de marzo.
El asunto del mensaje debe ser “Conteo de aves acuáticas”. Adjunte una foto, si le es posible.
Además, en el correo debe indicar los siguientes datos: su nombre, número de teléfono (por si hay que llamarle para corroborar alguna información), la fecha del avistamiento, el nombre y tamaño aproximado del sitio donde vio las aves, la ubicación exacta del lugar, una descripción del ambiente, así como detalles de cómo luce ese ecosistema.
LEA MÁS: Enero y febrero tienen un alto tránsito de aves
El Museo Nacional emprendió el conteo de aves acuáticas desde el 2011. Desde entonces, contó Alvarado, muchas personas han seguido colaborando con el paso del tiempo.
Gracias a estas investigaciones, agregó la experta, ha sido posible detectar la presencia de especies sensibles en épocas y lugares determinados, así como especies amenazadas o con poblaciones muy bajas como el jabirú (galán sin ventura) y la espátula rosada.