Aunque está diseñado, el Programa de observadores científicos que permite la toma de datos durante faenas de pesca requiere $55.000 (unos ¢29,7 millones) anuales para ser ejecutado.
Esa cifra no contempla el rubro de alimentación que será asumido por el sector palangrero.
“Tenemos que buscar una fórmula para conseguir fondos porque este programa hay que echarlo a andar”, dijo Antonio Porras, director general técnico del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca)
Los programas de observadores científicos consisten en biólogos que acompañan a los pescadores durante sus viajes de pesca para así recopilar información que servirá para realizar evaluaciones de poblaciones y monitoreo de pesquerías.
También, esa información sirve para medir el impacto de la actividad sobre otras especies marinas (como la pesca incidental) y el ecosistema.
Por ello, esa persona toma datos como capturas de especies objetivo, la composición por especie e incluso la interacción con especies no objetivo como tortugas marinas, aves marinas, y tiburones.
Con esos datos en mano, las autoridades pesqueras –como Incopesca– podrán definir estrategias de política pública basadas en la ciencia.
En Costa Rica, el programa se implementará en la flota palangrera que suele capturar atún aleta amarilla, dorado y tiburón. Según Porras, por el tamaño de esta flota, se requieren tres observadores científicos.
Pero, al igual que el resto de las instituciones públicas, Incopesca está sujeto a la directriz de congelamiento de plazas .
“Si no se puede contar con esas plazas, la otra posibilidad es contratación de servicios, pero igual para eso se necesitan recursos”, manifestó Porras.
Viajes de prueba. Ya se hicieron dos viajes de prueba en el 2015 y se realizarán dos más antes de junio. De esta forma, se afinan detalles de metodología y protocolos.
Costa Rica sirve de proyecto piloto en una iniciativa impulsada por la Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano (Ospesca).
“Del programa se deriva información científica para la toma de decisiones que es lo que ocupamos a nivel de país, pero debe ir orientado a un ámbito regional. Por eso nos interesa trabajar con Ospesca, para que los demás países tomen datos similares y así puedan ser comparables”, destacó Porras.
La Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) cuenta con uno de los programas de observadores científicos más consolidados en la región.
Por ello, el programa tico se estaría basando en el criterio de la CIAT que establece que al menos el 5% del esfuerzo de pesca realizado por embarcaciones de palangre de más de 20 metros de eslora (largo del barco) lleve un observador científico.
“Esa sería la cobertura mínima, pero pensamos llegar a 10%”, dijo Porras.