En febrero del 2012, el fuego acabó con más de 150 de hectáreas del Parque Nacional Chirripó y con decenas de robles de entre 200 y 300 años cada uno.
Para mitigar el fuego, fue necesario un operativo de 12.540 horas y la participación de 1.254 personas (muchos, voluntarios de las 19 comunidades aledañas).
El daño fue enorme. Por eso, la consigna hoy de todos es que no se repita.
“Ya no le vamos a dar ni una hectárea más al fuego. Una nueva era comenzó en el manejo de incendios forestales en el país y estamos felices”, asegura Pedro Castillo Cordero, bombero forestal pensionado, que continúa en servicio tras 20 años de labor.
Junto a una brigada integrada por pobladores de San Jerónimo y San Pedro, ellos han estado en el Chirripó estas semanas, aprendiendo y perfeccionando el uso de las llamadas motobombas para frenar el fuego en este parque.
Las motobombas se utilizan para llevar el agua desde la fuente a cientos de metros, a través de un acople de mangueras, para realizar ataques directos a los incendios. Un sistema de bombeo permite un uso efectivo del agua y complementa el trabajo de los brigadistas en el control de los incendios, explicó Bernal Valderramos, director del Chirripó.
El entrenamiento vale por todos lados. Primero, porque los expone a las condiciones geográficas (cuestas empinadas) y a las condiciones climáticas del sitio (donde la oscilación entre lluvia y sol es apenas en un pestañeo). Y segundo, porque les enseña a usar esta tecnología para “ganar tiempo”.
Y es que hay que verlos subir con una máquina de 27 o 20 kilos al hombro y como si nada, plantarse en el sitio y controlar las mangueras que tienen también decenas de metros de largo.
“Con las motobombas se cambió la forma de controlar los incendios forestales en esta parte del país. Usted ha visto cómo son los caminos y accesos aquí y como las técnicas que pueden funcionar en otros sitios aquí no son las mejores”, celebró Castillo.
La bombera forestal Alba Calderón participó también en el apoyo del equipo en el incendio pasado y celebró que ya sabe cómo ayudar para mitigarlo.
“Ellos ya habían utilizado motobombas en el incendio pasado, pero ahora nos están enseñando a nosotros también. Me pareció muy interesante y me dio esperanza para el futuro.
”Este es un proceso. Estamos comenzando. Lo que sigue es buscar recursos para comprar más equipo y dar más capacitaciones”, concluyó Valderramos.