Según el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) cada embarcación tiene características diferentes, pero el promedio mensual de consumo de esos barcos es de 7.000 a 8.000 galones (unos 30.000 litros), por lo que la salida de esos barcos implica unos 150.000 litros menos de combustible que el Incopesca tramita a precio preferencial para esa flota pesquera.
A los dueños de barcos de la flota pesquera costarricense, el litro de diésel en el plantel les cuesta actualmente ¢423, a eso le suman el costo del traslado a sus empresas, pero aún así el precio es menor que los ¢667 que pagan por cada litro los demás usuarios en las gasolineras.
El 4 de agosto pasado se venció la licencia del barco Capitán Moreno de la empresa Maricultura Tica S. A., que es el quinto en dejar de arrastrar el lecho marino para capturar camarón. Le precedieron los denominados Capitan Bonilla, El Rey, María Aurelia y El Baturro.
Para el 2019 se espera que las 45 licencias que quedan vigentes hayan caducado, a menos que alguno de los proyectos de ley que se discute en torno al tema convenza a un grupo mayoritario de diputados de que esos barcos pueden aplicar una serie de adecuaciones en las redes que eviten la captura y muerte accidental de tortugas, peces pequeños, rayas, anguilas, cangrejos y demás especies que mueren en las faenas de pesca camaronera.
Periodista en la sección de Sucesos y Judiciales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.
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