Han transcurrido ocho años desde el primer Festival de Ballenas y Delfines . En ese lapso, la comunidad de Bahía Ballena pasó de tener ocho operadores turísticos a 29 en la actualidad y de recibir 4.430 turistas a 40.000 durante los días de fiesta.
El festival, principal actividad en el año en dicha localidad, ubicada en Osa, ha impulsado el turismo de avistamiento de cetáceos entre nacionales.
Para el ministro de Turismo, Mauricio Ventura, el evento ha permitido que los costarricenses se acerquen a la zona atraídos por la posibilidad de ver cetáceos a precios accesibles, pero al mismo tiempo, conocen un modelo de desarrollo en donde la visión de sostenibilidad es la mayor fortaleza.
“Esta es una comunidad basada en pequeña y mediana empresa, que supo aprovechar su naturaleza”, dijo Ventura.
Modelo. El pueblo colinda con el Parque Nacional Marino Ballena y los tours salen de allí.
El 90% de la economía local depende de los mamíferos marinos; por eso, la Asociación de Operadores de Turismo en el Parque Nacional Marino Ballena (Asotu) se preocupa por no solo cumplir con el reglamento de avistamiento de cetáceos (N° 32.495), vigente desde el 2005, sino que impulsa acciones para hacer más sostenible su operación.
Por ejemplo, modernizaron los motores de las embarcaciones para que estos sean menos ruidosos y trabajan con científicos para recabar datos que les permitan definir rutas y planificar mejor la operación . Gracias a ello, los capitanes han logrado reducir el consumo de combustible y, por ende, se contamina menos.
Asimismo, están en proceso de eliminar el plástico. Por eso, motivan a los turistas asistentes al festival de este año, por realizarse los primeros dos fines de semana de setiembre, a llevar su botella reutilizable que pueden rellenar haciendo uso de bidones.
“Cuanto más se cuide el recurso natural, más futuro tiene y más beneficio nos da”, dijo Julio Badilla, presidente de Asotu.
“Esa semillita de conservación que se lleva el turista nos garantiza que si regresa, va a estar siempre vigilante de que las cosas se hagan bien”, agregó Fernando Guerrero, vicepresidente de la Asociación de Guías de Bahía Ballena (Asoguiba).
Los tours favorecieron otros encadenamientos como hoteles y restaurantes, los cuales se suman todos los años al festival.
Evolución. Inspirado en festivales similares en Nueva Zelanda y Ecuador, Guerrero se dio a la tarea de convencer a los operadores turísticos de Bahía Ballena para organizar uno.
En el 2009, los ocho operadores turísticos que existían decidieron organizar el primer festival: una combinación de paseos para avistar cetáceos con actividades educativas y culturales.
Eligieron un fin de semana, en setiembre, en el cual esperaban unas 600 personas, pero al final asistieron 4.430.
“Ese festival fue una locura. Apenas teníamos ocho embarcaciones, las filas eran larguísimas y ni nos dio tiempo de comer. Los hoteles colapsaron, los supermercados y restaurantes se quedaron sin comida. Nadie estaba preparado para tanta gente”, comentó Guerrero.
Al sentir que se les salió de control, los operadores turísticos recurrieron a la Fundación Keto en busca de ayuda.
“Yo estaba preocupado por el impacto generado por una alta afluencia de personas en el área protegida. Pero bueno, aprendimos que teníamos que ordenarnos”, admitió Guerrero.
Al siguiente año, el festival se realizó en dos fines de semana con tal de distribuir la visitación y se involucraron más organizaciones e instituciones.
En el 2011, el ICT otorgó al festival una declaratoria de interés turístico, que terminó de impulsar la actividad, al punto que se pasó de generar ¢50 millones en 2009 a ¢100 millones en 2014.
“Esa cantidad se distribuye entre los operadores, pero también se le da una partida al parque y a las organizaciones locales, como la asociación de guías y la de operadores turísticos”, dijo Guerrero.
Este año se espera que 10.000 personas participen en los tours ; unas 2.000 excursionistas más que en el 2015, aunque la visitación total sumó 40.000 visitantes.
“A las personas que no participan de los tours, hay que ofrecerles alternativas”, dijo Guerrero.
Por eso, esta octava edición del festival ofrecerá un concierto de rock , pintacaritas, esculturas en la arena, charlas y una feria donde organizaciones e instituciones expondrán sus proyectos.
Asoguiba capacitó a colegiales para que sean ellos quienes orienten a los turistas durante su estadía.