Con la acumulación de gases efecto invernadero en la atmósfera, la temperatura irá en alza y se modificará el patrón de lluvias.
“La temperatura aumentará y Costa Rica, al ser un país con tantos microclimas, podrá tener un lado donde llueva más y otro donde llueva menos”, explicó Damiano Borgogno, oficial de Cambio Climático del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Para el 2080, y según proyecciones del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), en el Caribe llovería entre 10% y 50% más. Los meses con mayores precipitaciones serían junio y agosto.
En tanto, en el Pacífico sur –específicamente en la Fila Costeña (Palmar Sur, Osa, Golfito, Coto y Burica)– se incrementarían las lluvias en un 30% y la concentración mayor se daría entre mayo y junio.
Los ecosistemas acuáticos continentales (ríos, lagos y lagunas) dependen de la magnitud de la precipitación, su distribución en el año y la calidad de las aguas. Así lo explica el reporte sobre el impacto del cambio climático en la biodiversidad, elaborado en el marco del proyecto Biomarcc-Sinac-GIZ ,
En el Caribe y el Pacífico sur, el paisaje irá modificándose y propiciando ecosistemas de alta saturación de aguas (como lagunas). Asimismo, estas condiciones obligarían a migrar a aquellas especies que no logren adaptarse a las nuevas condiciones.
El impacto humano quizá sea el más evidente. Los eventos extremos como deslaves, inundaciones, huracanes y tormentas podrían costarle el 15% del producto interno bruto (PIB) a Centroamérica.
Específicamente a Costa Rica, un aumento de 10% en la intensidad de los huracanes podría pasarle la factura al país por el 20% de su PIB en el 2100. “El cambio climático multiplica las vulnerabilidades ya existentes”, sentenció Borgogno.