Delincuentes ambientales 'se benefician del comercio ilegal'

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Centroamérica no escapa a la realidad expuesta en el informe El crecimiento del delito ambiental, publicado ayer por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) e Interpol.

Leo Heileman es Oficial del PNUMA en América Latina y Caribe. Estuvo de visita en Costa Rica con motivo del lanzamiento del informe y conversó con La Nación sobre aspectos que atañen al istmo centroamericano.

A continuación un extracto de la entrevista:

En Centroamérica, ¿cuáles son los principales delitos ambientales?

Hemos notado que el trasiego ilegal de la madera es un problema importante en los países centroamericanos, pero también la pesca ilegal, la captura de animales tropicales para venderlos a coleccionistas, las tortugas marinas que están casi en extinción...

"Pero no solo esos. Hay muchos otros organismos que están llegando a estar en peligro como, por ejemplo, el jaguar.

"En 30 años, la región latinoamericana y caribeña perdió el 30% de su biodiversidad. ¡El 30%! Y pensar que en 1992 teníamos el 70% de las especies del mundo.

"Nosotros como individuos no conocemos está problemática y por eso necesitamos informarnos para así ejercer presión social a nivel nacional para contar con acciones, leyes y recursos para combatir estos problemas".

El informe de Pnuma e Interpol alerta sobre la relación entre delito ambiental y narcotráfico; ¿es cada vez más común esa combinación de delitos?

De hecho, el informe habla de vínculos muy fuertes entre delitos ambientales y grupos criminales.

”Con respecto al narcotráfico, el comercio de drogas sigue siendo la actividad delictiva más lucrativa, mientras que los delitos ambientales están en cuarto lugar. Pero, en la práctica, estas actividades se mezclan porque cuando hay dinero fácil, pues hay grupos que lo aprovechan”.

Esta combinación de delitos vuelve compleja su atención y más en el caso de países pobres como los nuestros. ¿Existen iniciativas en Naciones Unidas para ayudar a los gobiernos?

Interpol está trabajando en esto, al igual que lo ha hecho la Organización de Naciones Unidas para Drogas y Crímenes, el Pnuma y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

”Pero, estas organizaciones criminales son económicamente muy poderosas, incluso más poderosas que los propios países. Si hay una presión contra ese grupo, obviamente este va a tener una reacción y se darán impactos sociales.

”La atención de los delitos ambientales es muy compleja, pero si todos trabajamos en esa dirección para tratar de controlarlos, podríamos tener un impacto positivo.

“Al final, esa gente que se beneficia del comercio ilegal, va a perder a futuro por la degradación de los ecosistemas. Tenemos que unir fuerzas y pensar en el bien común”.