Coyotes de Guanacaste ayudarían a explicar la expansión de estos animales a zonas urbanas y otros países

Datos científicos permitirían una mejor preparación para evitar conflictos entre estos especímenes y los seres humanos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Los coyotes (Canis latrans) que habitan en el Área de Conservación Guanacaste (ACG), podrían ayudar a comprender mejor la rápida expansión de estos animales a nivel nacional y más allá de la región centroamericana, además de brindar información clave que permita evitar conflictos con los seres humanos.

Por lo menos eso es lo que espera lograr el biólogo e investigador costarricense Kevin Lloyd con su estudio en los parques nacionales Santa Rosa y Guanacaste. Estas pesquisas también pretenden llenar un vacío de información, que, según el biólogo, existe en nuestro país con respecto a estos especímenes.

“La mayoría de los estudios en mamíferos se han enfocado en los grandes depredadores -como el jaguar o el puma-, y en otras especies más carismáticas. Estudiar el coyote en Costa Rica, ayuda a rellenar esa información sobre especies menores, que forman un rol fundamental sobre la salud y funcionalidad en las dinámicas de las redes tróficas en el bosque seco tropical”, indicó.

El estudio

La investigación que realiza Lloyd desde el pasado mes de junio, analiza los patrones de distribución espacio-temporal y dieta del coyote, en el ACG, para establecer el hogar, selección de hábitat, actividad diaria y hábitos alimenticios.

El biólogo espera que estos insumos sirvan para la toma de decisiones en distintos ámbitos, por ejemplo, en relación con la expansión de los coyotes hacia Suramérica.

De acuerdo con Lloyd, se espera que el coyote expanda su distribución hasta Colombia, lo que provocaría que compita con especies nativas, particularmente otros caninos suramericanos. Esto “puede afectar la cadena trófica y causar un daño ecológico, al ser una especie invasora, y a su vez desencadenar en la cacería del coyote”.

La idea es que las autoridades puedan identificar las condiciones que propiciarían la presencia de coyotes, para que se puedan tomar las medidas preventivas pertinentes, a partir del perfil que se pueda diseñar sobre los sitios que prefieren, lo que comen y las condiciones de los ecosistemas a los que se sienten atraídos.

Rol importante

Empero, la utilidad de los datos no se limitaría al ámbito internacional, también serviría para la toma de decisiones a lo interno del país. Por ejemplo, para los finqueros, que muchas veces lidian con los coyotes que ingresan a sus propiedades para comer gallinas y animales de granja pequeños.

De ahí que el estudio busque comprender, el rol que tiene el coyote para mantener el control de especies menores y conservar esa cadena trófica.

"El problema ahí es que existe una potencia de conflicto si los números aumentan, especialmente en zonas urbanas y agrícolas, por lo tanto, este estudio pretende definir su alimento y determinar su selección de hábitat para que los finqueros tengan un conocimiento sobre un potencial conflicto y los peligros que pueden causar si empiezan a matar los coyotes.

“La cacería de coyotes puede causar más problemas para los finqueros debido a que son un control biológico importante para especies menores como los roedores. Los coyotes forman una base importante en la cadena alimenticia, permiten controlar los roedores que se alimentan del arroz, caña u otros productos agrícolas, así que pueden ayudar al aumento en la productividad y al mismo tiempo reducir el uso de veneno u otro formas letales para matar roedores”, explica.

Para realizar las pesquisas y comprender mejor el comportamiento de estos animales, se colocaron collares con Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés), a tres individuos -dos machos y una hembra-, pero se espera que el otro año se puedan colocar tres más.

El proceso de seguimiento es de un año, para tener una imagen completa.

Resultados preliminares

Sin embargo, ya hay algunos datos preliminares que se han podido recopilar, como que la distancia promedio de recorrido por día es entre los dos y ocho kilómetros, mientras que la máxima en un día fue de 35 kilómetros. La distancia promedio por mes fue de 200-350 kilómetros.

Esto quiere decir que la especie puede desplazarse y migrar, con gran facilidad, a grandes distancia en un día, en busca de áreas nuevas.

En cuanto a su dieta, si bien el estudio aún está en análisis inicial, para el investigador los datos hasta el momento obtenidos han sido “sorprendentes”.

“Ellos son una especie oportunista, sabemos que comen todo lo que pueden meter a su boca desde insectos, zacate, frutas, roedores, mamíferos pequeños, reptiles, pájaros, huevos y mucho más. Pero hemos encontrado que comen desechos humanos y el peligro que pueden causar a la vida silvestre; en dos ocasiones encontramos plástico en sus heces”, señaló.

Los análisis incipientes también han permitido identificar un aspecto temporal importante; desde mayo hasta agosto es temporada de nances y muchas de las frutas en la zona de Guanacaste y la dieta principal cambia de animales pequeños a nances (Byrsonima crassifolia). Eso indicaría que los coyotes tienen capacidad de adaptar su alimento de acuerdo con la temporada y variar no solo entre animales pequeños, sino también con la vegetación.

La información recolectada hasta el momento, también podría representar un cambio de los datos que se encuentran en los libros científicos, sobre el coyote en Costa Rica, ya que se han documentado individuos con un peso promedio entre los 18 y 20 kilogramos para los machos; los 14 y 16 kilogramos para las hembras.

“Los datos difieren con lo que se encuentra escrito en los registro oficiales del país y del sur de México. Por consiguiente, se presume que los coyotes de Costa Rica son parecidos en peso y tamaño con los que se encuentran en Norte América”, resaltó.