El cambio climático habría aumentado las olas de calor y las sequías en México y Centroamérica en los últimos meses.
El calor extremo de 2024 en esta región ya cuantifica impactos graves: más de 125 muertes relacionadas con las altas temperaturas en México entre marzo y junio, así como miles de golpes de calor, incendios forestales y la muerte de animales salvajes. Además, el calor en marzo y abril fue 35 veces más intenso que en la época previa a la revolución industrial debido al cambio climático.
Estas son algunas de las conclusiones de un estudio presentado este 20 de junio. La investigación fue realizada por la asociación internacional World Weather Attribution. El análisis tomó en cuenta estados del sur de Estados Unidos (Texas, Nuevo México y Arizona). También se incluyó México y el norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.
“Temperaturas récord y potencialmente mortales son más frecuentes en Estados Unidos, México y América Central, y esto se debe al cambio climático”, enfatizó Izidine Pinto, investigadora del Instituto Meteorológico de Países Bajos, y una de las autoras del reporte.
Karina Izquierdo, activista de acción urbana para la región de América Latina y el Caribe del Centro del Clima de la Cruz Roja y otra de las autoras, complementó: “Cada fracción de calentamiento expone a más personas a calor peligroso”.
No se puede olvidar que a nivel mundial, 2023 fue el más caliente en los últimos 170 años.
“La vulnerabilidad en la región es mayor entre los trabajadores al aire libre, como peones agrícolas y mineros, que se enfrentan a exposición directa de condiciones extenuantes exacerbadas por el estrés térmico.
Poblaciones sin hogar, embarazadas, niños pequeños y adultos mayores también están en mayor riesgo por sus factores fisiológicos. La población carcelaria y quienes trabajan en prisiones también tienen problemas si no tienen acceso a buena ventilación y sistemas de enfriamiento. Los migrantes en tránsito y los refugiados son particularmente vulnerables, debido a sus jornadas pesadas de desplazamiento, exposición a altas temperaturas y menores mecanismos de adaptación”, cita el informe.
Más allá de los impactos físicos, también hay impactos psicosociales, como mayores probabilidades de ansiedad, depresión, irritabilidad, disrupciones del sueño, problemas cognitivos, agresión e ideación suicida.
Altas temperaturas en Costa Rica
Costa Rica no fue incluida en la investigación, sin embargo, la información es pertinente pues también aquí se percibieron estas condiciones. Por ejemplo, la segunda semana de febrero llegó con una mayor sensación de bochorno, con temperaturas superiores a los 38 ° C, lo que aumentó probabilidades de deshidratación y golpes de calor.
Sin embargo, nuestro país sí fue tomado en cuenta en un análisis de la organización Climate Central publicado el pasado 11 de junio. Este estudio analizó los datos entre marzo y mayo de 2024, y se basó en anomalías de temperaturas. Estas anomalías muestran cuán calientes o frías fueron las condiciones en comparación con el promedio entre 1991 y 2020. Según esto, en nuestro país las temperaturas fueron 1,1 ° C más cálidas. Además, debe tomarse en cuenta que entre 1991 y 2020 la temperatura ya estaba 0,9 ° C más alta que en la época previa a la revolución industrial.
Esta publicación también midió el Índice de Cambio Climático, una medición desarrollada por Climate Central que cuantifica la influencia del cambio climático en las temperaturas diarias. Por ejemplo, un nivel de 3 significa que el promedio de temperatura aumentó tres veces en comparación con un mundo sin cambio climático. En Costa Rica, entre marzo y mayo, se tuvieron 31 días con índices de 3 o superiores. Además, habría 65.000 costarricenses que experimentaron un índice de 5 (el máximo) durante 60 días o más.
¿Cómo se hizo el análisis?

El estudio presentado este 20 de junio es un estudio de atribución. Los investigadores primero escogieron un evento climático, en este caso, las olas de calor y sequías entre marzo y mayo de 2024 y compararon tres bases de datos. También analizaron las temperaturas máximas en un lapso de cinco días en los meses de mayo y junio, tanto durante el día como durante la noche.
Los datos del tiempo y modelos climáticos fueron sometidos a métodos de modelación. Con base en esto, estimaron cuánto de estos fenómenos podrían atribuirse al cambio climático. Se buscó medir el impacto de estos eventos climáticos en la actualidad, en momentos en los que durante el día las temperaturas son 1,4 ° C mayores a las previas a la revolución industrial y durante la noche son 1,6 ° C más altas.
“Esos 1,4 ° C adicionales de calor causados por el cambio climático podrían haber sido la diferencia entre la vida y la muerte para varias personas en mayo y junio”, subrayó Izquierdo.
Sin embargo, preocupan más esos 1,6 de alta de calor nocturno. El efecto del cambio climático en las temperaturas nocturnas es mayor que en las diurnas. Las altas temperaturas en horas de la noche son hasta 200 veces las sentidas en la era preindustrial.
Las altas temperaturas nocturnas son peligrosas para la salud, porque el cuerpo no puede descansar y reponerse del calor, y esto aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares (popularmente llamados “derrames cerebrales”) y otras enfermedades relacionadas con el calor.
De acuerdo con el documento, muchos de estos cambios se dieron en los años recientes. En el año 2000, este tipo de calor durante mayo y junio se esperaba que ocurriera cada 60 años. Hoy, con una temperatura media 0,5 ° C superior a la de inicios del milenio, se espera que estas temperaturas se den cada 15 años, lo que quiere decir que una persona lo experimentaría de cinco a seis veces en el transcurso de su vida.
“No es sorpresa que las olas de calor se vuelvan más letales. En solo 24 años, las olas de calor en Norte y Centroamérica se han vuelto 0,8 ° C más calientes. Esto expone a más personas a calor peligroso”, destacó Friederike Otto, especialista en ciencias climáticas del Instituto Grantham para Cambio Climático y Ambiente del Imperial College, en Londres.
Las causas
De acuerdo con el análisis, el cambio climático es causado por las emisiones de petróleo, carbón mineral, gas natural, así como por otras actividades humanas, como la deforestación. Asimismo, este cambio climático sería el responsable de olas de calor más frecuentes, más largas y más calientes en todo el mundo.
“Hemos sabido de los daños del cambio climático desde la década de 1970, por lo menos. Pero gracias a políticos sin carácter, que le dieron espacio al lobby de los combustibles fósiles una y otra vez, el mundo sigue quemando grandes cantidades de petróleo, petróleo y carbón”, subrayó Otto.
Izquierdo complementó: “Mientras los humanos sigan llenando la atmósfera con emisiones de combustibles fósiles, el calor solo será peor, las personas seguirán muriendo y el costo de la vida seguirá subiendo”.
Si se mantiene el camino seguido hasta hoy, para 2060 los eventos de calor extremo no se darían cada 15 años como hoy, podrían darse uno cada cuatro años.
Impactos a la salud

“Mis pacientes son la cara del cambio climático, conforme las olas de calor son más probables, más largas y más calientes”, resumió Renee N. Salas, del Hospital General de Massachusetts y quien no participó de las pesquisas.
La salud se ve directamente impactada por el cambio climático. Salas define a las olas de calor como la forma más letal de clima extremo y que pueden ser asesinos silenciosos que matan a sus víctimas en sus hogares o trabajos.
“Cuando entro a la sala de Emergencias durante una ola de calor, debo estar lista para enfriar a personas con golpe de calor, porque en estos casos el cuerpo no puede enfriarse por sí mismo, y su temperatura se mantiene subiendo hasta puntos mortales”, señaló.
Para ella, el calor extremo también puede causar fatiga y complicar otras condiciones existentes de salud, como la diabetes.
Catharina Giudice, emergencióloga del Centro para la Salud y Derechos Humanos FXB, en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos dijo que cada evento de calor extremo es de alto riesgo para la salud, especialmente de los más vulnerables.
“El calor extremo aumenta la cifra de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y renales. También pone en amenaza nuestra matriz eléctrica. Esto impacta comunidades y centros de salud”, destacó la especialista, quien no formó parte del estudio.
En busca de soluciones
Los especialistas señalan que no todo está perdido y hay formas de adaptarse al cambio climático y de mitigar sus efectos.
“No es demasiado tarde para frenar el cambio climático de traernos peores consecuencias. Sabemos que debemos hacer y cómo: dejar el uso de combustibles fósiles lo más rápido posible y combatir las inequidades”, expresó Otto.
Izquierdo coincidió, pero también dijo que debe haber acciones de los gobiernos nacionales y locales para tener buena ventilación, protocolos de construcción y de enfriamiento.