Este año, los bomberos forestales echarán mano de la ciencia para elaborar, al final de la temporada, un mapa de riesgo que permita visualizar las zonas más vulnerables a incendios. También trabajan en dos aplicaciones móviles.
Para ello, la Comisión Nacional sobre Incendios Forestales (Conifor) cuenta con registros meteorológicos de largo plazo, suministrados por el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), así como información sobre los tipos de vegetación.
Por ejemplo, entre 1998 y el 2012, los terrenos cubiertos por pastos, pastos con árboles y pastos con charrales, representaron el 45% del área afectada por el fuego. “A lo largo de los años, estos tipos de vegetación han sido los más afectados, por cuanto es donde suelen iniciarse los incendios forestales, principalmente en fincas particulares”, se detalla en la Estrategia nacional de manejo integral del fuego en Costa Rica 2012-2021 .
El objetivo del proyecto es convertirse en un instrumento preventivo y estratégico. “La cartografía de riesgo permite, a partir del pronóstico del tiempo y los antecedentes, prever incidentes y tomar decisiones para destinar recursos”, dijo Luis Diego Román, coordinador de la Conifor.
El plan piloto se trabaja en la Región Chorotega, específicamente con el Área de Conservación Guanacaste (ACG). Desde 1994, se registran allí datos científicos, como coordenadas geográficas del incendio, hora en que ocurrió, área afectada y tipo de cobertura vegetal existente. Ese mapa estaría listo en mayo del 2016 y es parte de los proyectos de cooperación con Marruecos.
“Queremos hacer cartografía de riesgo para todo el país”, dijo Román a manera de meta.
Aplicaciones. Conifor también trabaja en dos aplicaciones móviles que estarán listas en el 2017, las cuales se derivarán, precisamente, del mapa de riesgo.
La primera de ellas pretende facilitar la comunicación entre las brigadas, para ser más eficaces en el manejo del fuego.
Por medio del teléfono o tableta, los brigadistas tendrán acceso a información relacionada con alertas de incendios, características de este, quién está atendiendo el incidente, de cuánta gente dispone esa brigada y recursos con que se cuenta, tanto de equipo como naturales (cuerpos de agua cercanos).
“A partir de esos datos, se podrán tomar decisiones como reubicar gente de una brigada a otra o echar mano de una quebrada cerca para hacer un tendido de mangueras”, explicó Román.
Los mismos brigadistas serán quienes alimenten esa base de datos con sus reportes.
La otra aplicación estaría disponible al público.
“El fuego no se va a suprimir, pero sí podemos aprender a convivir con él de forma responsable. Por ejemplo, los agricultores pueden hacer quemas con permiso y tomando las medidas necesarias”, dijo Román.
Esta app utilizará un buscador dispuesto por provincia, cantón y distrito. Allí se desplegará una serie de información meteorológica y un semáforo que alerta, según el color, sobre la conveniencia o no de realizar quemas, fogatas u otros usos del fuego.
De esta forma, un agricultor podría saber si ese día es apto para realizar una quema a partir de las condiciones de humedad relativa o velocidad del viento.
“Incluso, se podría programar para que lleguen alertas al teléfono todos los días”, dijo Román.