El permafrost, capa del suelo que está permanentemente congelada en las regiones polares, constituye la mayor reserva de carbono orgánico en el planeta.
Ahora, la mayoría de ese carbono yace en los suelos a menos de tres metros de la superficie y, por tanto, son vulnerables al deshielo.
“El permafrost se está calentando más rápidamente que la temperatura del aire del Ártico, tanto como de 1,5 a 2,5 grados centígrados en los últimos 30 años”, dijo Charles Miller, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL de NASA).
“Cuando el calor de la superficie terrestre penetra en el permafrost, amenaza con movilizar estas reservas de carbono orgánico y liberarlo a la atmósfera en forma de dióxido de carbono y metano, alterando el equilibrio del carbono del Ártico y agravando enormemente el calentamiento global”, agregó .
Así lo alertó Miller, líder de la misión Carbon in Arctic Reservoirs Vulnerability Experiment (Carve) de la NASA, en un comunicado de esta agencia espacial.
Con esta misión, la NASA busca estudiar cómo el cambio climático está afectando el ciclo del carbono en el Ártico.
“El cambio climático ya está ocurriendo en el Ártico, más rápidamente de lo que los ecosistemas puedan adaptarse. Observar el Ártico es como mirar a un canario en una mina de carbón de todo el sistema de la Tierra (porque sirve de advertencia)”, explicó Miller.