Ante el fantasioso deseo de montarse en un avión y ver al Papa en el lejano Brasil, la madre de la joven Mariela Salas contestó con una fuerte dosis de realidad: “mi amor, para nosotros eso es imposible; usted sabe que no tenemos los recursos para eso”.
Sin embargo, lo que parecía una inobjetable sentencia, para la humilde joven guanacasteca se tornó en esperanza cuando su progenitora continuó: “bueno, para nosotros eso es completamente imposible, pero para Dios no”. A partir de ese instante, madre e hija compartieron el mismo sueño.
A fuerza de rifas, ventas de tamales, cantadas en misa, bingos y multicolores shows de talento, entre otras actividades, la joven Salas y 400 jóvenes costarricenses más se reunirán, en julio, con el primer papa americano de la historia.
Con mucha creatividad, fe y muchos sacrificios, la representación costarricense viajará dentro de dos meses a la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, para participar, del 23 al 28 de julio, en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
“No esperaba esto, aunque hace tiempo algo me decía que yo iba a ir. Es emocionante porque ir a Brasil es algo que siempre me ha llamado atención, pero estar con el Papa y tantos jóvenes me llena de mucha alegría”, expresó Salas.
La JMJ es una reunión masiva de jóvenes católicos cuya primera edición celebró, en 1986, Juan Pablo II, en Roma. Este año será presidida por Francisco, en lo que significará el primer viaje de un pontífice americano a su propio continente.
Debido a que Brasil es el país con más católicos en el mundo y al efecto mediático que ha desatado el Pontífice argentino, la organización calcula que la JMJ reunirá a más de dos millones de peregrinos.
La representación tica estará conformada por unos 180 jóvenes de la delegación oficial de la Pastoral Juvenil. Otros 100 viajarán con organizaciones juveniles de diferentes diócesis, y el grupo restante viajará en representación de movimientos eclesiales, colegios y distintas congregaciones religiosas.
“En total son más de 400, incluyendo 36 voluntarios que viajan por aparte”, aseguró Mariela Vargas, encargada de la delegación oficial de la Pastoral Juvenil.
Empuje. Motivados por encontrarse con pares que viven su misma fe y con un papa que les parece “atractivo” y “muy cercano”, según sus propias palabras, los ticos solo han encontrado un obstáculo entre Costa Rica y la JMJ: el dinero.
El viaje a Río de Janeiro tiene un costo aproximado de $2.000 (alrededor de ¢1 millón), sin duda una suma elevada para cualquier muchacho, sobre todo si pertenece a una familia de clase media o baja.
“El precio hizo que la delegación se redujera pues, por ejemplo, para la JMJ de Madrid el grupo era de unos 1.000 peregrinos”, dijo Marielos Caravaca, de la Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal.
Según la organización, los padres de una minoría de los peregrinos han financiado el costo del boleto; otro tanto lo hizo trabajando formalmente, pero la mayoría ha tenido que recurrir a su creatividad para alcanzar el sueño.
“Aquí, en Guápiles, hemos hechos bailes, bingos, ventas después de misa, alquiler de parqueos y hasta una jornada dental. Todo eso y aún nos hace falta plata para completar el costo”, dijo Luis Enrique Ramírez, peregrino de Guápiles.
Para Ramírez, el elevado costo del boleto fue un reto difícil de superar, pero agregó que la elección del nuevo Papa los hizo trabajar con más ganas por su sueño.
“Conocer al Papa será un gran honor. También va a ser muy bonito reunirnos con jóvenes de todo el mundo. Todo el sacrifico valdrá la pena”, agregó Ramírez.
Sin duda, un factor clave para lograr el objetivo de viajar a una JMJ es el soporte que dan los padres de familia a los peregrinos, así como el apoyo de las comunidades.
“Yo sentí que mi hija sí iba a ir; como que el Espíritu Santo me lo dijo. Entonces, poco a poco comenzamos a trabajar duro, junto con otro padres de familia para ver qué actividades podíamos hacer para recoger dinero”, recordó Lilliam Ramos, madre de la joven Salas.
Llama la atención que muchos miembros de la delegación tica nunca han cruzado las fronteras ni mucho menos se han montado en un avión. Es decir, que la aventura brasileña no solo será una experiencia religiosa para ellos.
“Siempre quise conocer Brasil y montarme en un avión siempre ha sido mi sueño. Yo bromeo con mis amigos, que dos días antes del viaje no voy a poder dormir”, dijo Brianer Téllez, peregrino de Alajuela.
En la JMJ también participarán las bandas nacionales Eolian y Proyecto Abraham, que tocarán en vivo en las actividades culturales y artísticas del evento.