Un escáner láser y un radar de penetración terrestre serán los dos nuevos aliados de los arqueólogos costarricenses para desentrañar los misterios de las esferas de piedra precolombinas y los sitios que las resguardan.
Un convenio entre el Museo Nacional y el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (Lanamme) dotará a la investigación y conservación de bienes arqueológicos de dos modernas herramientas tecnológicas.
Se trata de un plan piloto destinado a probar la aplicación de estos dispositivos en las labores de excavación en los sitios arqueológicos con esferas precolombinas ubicados en la zona sur de Costa Rica, específicamente el cantón de Osa.
Cuatro de estos sitios: Finca 6, Batambal, Grijalba y El Silencio forman parte de una candidatura presentada por Costa Rica ante la Unesco para ser declarados como Patrimonio de la Humanidad.
Todos ellos se ubican en la zona denominada delta del Diquís, entre los ríos Térraba y Sierpe.
“Nuestro laboratorio hizo una gran inversión en tecnología de punta con el propósito de realizar evaluación de carreteras y proyectos viales. Pero esta tecnología tiene muchas virtudes que permiten su aplicación en muchas otras áreas de gran importancia para el país”, explicó el ingeniero Roy Barrantes de Lanamme.
Barrantes destacó que ambas técnicas son “no invasivas” de modo que se puede extraer gran cantidad de información si necesidad de alterar físicamente los sitios arqueológicos.
¿Cómo ayudan? El radar de penetración terrestre es un dispositivo que permite detectar objetos y estructuras arqueológicas que yacen bajo tierra.
“El delta del Diquís está formado por una gran cantidad de sedimento proveniente del río Térraba que se ha acumulado a lo largo de 500 años hasta formar una capa de metro y medio de grosor”, explicó el arqueólogo Francisco Corrales.
Según Corrales, esa capa de sedimento es la que, en gran parte, ha ayudado a conservar el patrimonio arqueológico durante todo este tiempo. “ A lo largo de Finca 6 existen gran cantidad de yacimientos intactos, pero parar poder dar con ellos se necesitaría una exhaustivo y complicado trabajo de excavación. Un radar de penetración nos facilitaría mucho la tarea pues nos permitiría explorar el área para detectar los lugares exactos en donde están los objetos e ir a lo seguro”, declaró el arqueólogo.
Por su parte, con el escáner láser se podrán realizar levantamientos topográficos de alta precisión. Este es un procedimiento común en arqueología que normalmente requiere mucho tiempo y gran cantidad de personal.
“El escáner también nos permite el escaneo en tercera dimensión de las esferas, los detalles de sus texturas y los daños que presentan en su superficie y hasta podemos conocer la cantidad de roca que se perdió debido al proceso de meteorización (descomposición de una roca)”, explicó la restauradora y conservadora Ana Eduarte.