Nos pidieron quedarnos en casa... y las estaciones sismológicas del mundo lo notaron

Caminar, correr o usar automóviles generan una presión sobre la Tierra que es perceptible para instrumentos sismográficos; ruido sísmico de fondo antropogénico se redujo en el mundo con el confinamiento

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Salir únicamente si es necesario. Trabajar desde casa en la medida de lo posible. Suspensión de eventos masivos. Restricción vehicular. Cancelación de vuelos para turismo. Cierre de bares y restaurantes.

Estas medidas fueron una constante en el mundo para mitigar el efecto de la pandemia causada por la covid-19. Y las estaciones sismológicas sintieron que nos quedamos en casa.

¿Cómo es eso? Aunque no nos percatemos, nuestros movimientos cotidianos como caminar, correr, movilizarnos en un vehículo, así como las actividades laborales tienen un efecto sobre la Tierra y sus movimientos. Esto se llama ruido sísmico de fondo antropogénico.

De la misma forma, el aislamiento social de los últimos meses, se ve reflejado en nuestra influencia sobre el planeta.

Nosotros no percibimos esta influencia, pero la alta sensibilidad de los instrumentos de sismología sí da cuenta de ello.

Esto llevó a 78 científicos de 66 instituciones de todo el mundo a estudiar el tema. Ellos analizaron 268 estaciones sísmicas de 117 países desde diciembre de 2019 (antes de que supiéramos de la existencia de la enfermedad pandémica) hasta junio pasado.

Nuestro país fue parte de este análisis. Los instrumentos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) estudiaron la situación en San José y Heredia.

Los resultados fueron publicados la semana pasada en la revista Science.

“La Tierra no es algo completamente sólido, es ‘elástica’. Imaginémonos una campana a la que se le golpea para que suene y queda generando ondas, vibraciones. Nuestra acción genera esas vibraciones sobre la tierra. Lo que vemos es que, al quedarse en casa, sí hubo cambio de estas vibraciones”, explicó el sismólogo del Ovsicori Esteban Chaves, uno de los autores de esta investigación.

Para Stephen Hicks, investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra del Imperial College de Londres, esta situación de pandemia nos ha llevado del ruido antropocéntrico a la “antropausa”.

“Nuestro estudio pone de manifiesto el gran impacto de las actividades humanas sobre la Tierra, y nos ayuda a diferenciar los ruidos humanos de los naturales de la Tierra”, expresó.

‘Ola’ de reducciones hasta de un 50%

Como la pandemia no afectó al mismo tiempo a los diferentes países, esta “antropausa” comenzó en China a finales de enero, siguió en Europa y Estados Unidos entre febrero y marzo, y en marzo y abril en América Latina y África.

Mientras algunos lugares se iban “apagando” otros comenzaban a encenderse otra vez, entre mayo y junio, que algunos países levantaron medidas, se fue registrando un ruido mucho mayor.

“En Inglaterra y en Italia se ve muy bien como baja todo por la cuarentena y conforme empezaron a abrir un poquito, se veía cada vez más esa dinámica otra vez”, manifestó Chaves.

Los impactos fueron mucho mayores en zonas muy populosas.

“En Sri Lanka, que es un país sumamente poblado y muy denso, las reducciones que se vieron fueron de hasta el 50%, es muchísimo, se nota claramente donde las personas sí dejaron mucho la actividad regular”, destacó Chaves.

Lo mismo sucedía en festividades muy concurridas, como las del Año Nuevo Chino.

“Generalmente es una locura, es la gran fiesta de China, es socialmente muy activa, pero este año ¡cero!, eso no se vio”, señaló el sismólogo tico.

Según Hicks, el estudio señala la dinámica del ser humano con la Tierra.

“Las cuarentenas causadas por la pandemia nos da una luz de cómo interactúan los ruidos humanos y los naturales con la Tierra. Esperamos que esto motive estudios para entender esos ruidos naturales que de otra formas nos hubiéramos perdido”, señaló el científico.

¿Qué pasó en Costa Rica?

En nuestro país también se sintió la “antropausa”. La primera se dio en marzo, cuando el tercer fin de semana del mes, la reducción del ruido sísmico antropogénico, en comparación con el primer fin de semana, había sido cercana al 22%.

“En Semana Santa fue cuando se dieron muchos cambios en restricciones y se pusieron reglas más fuertes. La reducción en ese momento fue de 70 nanómetros (la vista en marzo fue de 20), suena a poco (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro), pero es muy significativo”, explicó Chaves.

El sismólogo indica que la semana siguiente subió mucho durante solo una semana y después comenzó a bajar.

“La gente salió mucho esa semana después de Semana Santa, hubo episodios como los de bancos que tuvieron que cerrar en varios lugares porque mucha gente llegó. Ya después se volvieron a endurecer las restricciones y luego bajó otra vez”, apuntó Chaves.

Para el especialista tico este tipo de estudios nos confirman que el impacto de la pandemia va más allá de lo sanitario.

“La pandemia no solo influye en la parte sanitaria, también en la movilidad social. Todo está relacionado, y ahí es donde cada vez más ramas de la ciencia pueden aportar”, concluyó.