Los datos científicos de 4,5 millones de especímenes de plantas, hongos, insectos y arácnidos recolectados durante más de 100 años ya están a disposición de la comunidad científica y del público en general con solo navegar en un sitio web creado para tal fin.
Esta inmensa base digital crecerá conforme se nutra con el descubrimiento de nuevas especies para la ciencia, la obtención de cifras más precisas o correcciones, si se detecta algún error durante determinado hallazgo.
Todo esto es un esfuerzo por visibilizar la colección biológica del Museo Nacional, que comenzó a recolectarse en 1887 y desde el 2015 (momento en el que adquirieron la custodia de la colección del InBIO) se convirtió en la más grande de toda Centroamérica.
Con solo ingresar a la dirección: http://specify7.museocostarica.go.cr:8080/specify-solr/ se podrá tener acceso a información como dónde se recolectó cada espécimen, en qué fecha y si hay alguna característica en el uso de este (por ejemplo, planta medicinal para algún tipo de enfermedad o dolencia).
Para disfrutar de todo este material no hace falta pagar nada y solo se necesita una conexión a Internet.
Sin embargo, esta dirección es temporal, ya que el equipo del Museo Nacional trabaja para en algún momento llegar a integrar todos estos datos en el portal nacional de biodiversidad Ecobiosis, sitio de información del Departamento de Historia Natural.
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“La diversidad biológica de Costa Rica es inmensa. Los intercambios norte-sur y sur-norte hacen que sea una zona muy rica y diversa, pese a ser un territorio pequeño. Este es un esfuerzo por mostrar esa variedad de especies y que los científicos puedan, a partir de la base, tener un punto de partida para sus investigaciones. La información da para muchísimos estudios, pero dependerá de la creatividad del investigador”, manifestó Cecilia Pineda, jefa de Historia Natural del Museo Nacional.
La funcionaria indicó también que esto podría servir para aclarar dudas, tener una referencia y un lugar donde se puedan realizar comparaciones.
Asimismo, lo puesto en línea permite dar un panorama sobre la situación de la conservación de los ecosistemas y las afectaciones que tienen el cambio climático y la actividad humana en las áreas protegidas y en las zonas urbanas y rurales.
La meta, a un plazo más largo, es que el Museo también pueda realizar sus propios cruces de variables y ofrecer información ya más completa para el usuario.
Este proceso tomó unos dos años, tiempo en el que el Museo trabajó para conseguir un software que fuera una herramienta ideal para unir ambas bases de datos, unificar su formato y soportar esa cantidad de datos.
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¿Qué se puede buscar?
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Al ingresar a la página, el usuario puede escoger si ir a la base de datos de plantas (que también contiene hongos) o a la de insectos (que incluye a algunos arácnidos).
Con solo digitar el nombre científico, la persona podrá tener acceso a cuántos especímenes de dicha especie están en la colección, dónde se recolectaron, quién los recolectó, las condiciones y si hay anotaciones sobre el uso que se les dio.
También se pueden hacer cruces y ver, por ejemplo, qué tipo de especies de hongos viven a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar. O cuántos árboles de determinado tipo se reportaron en algún cantón entre un lapso de tiempo.
Esto le permitirá a los científicos realizar búsquedas geográficas, pero también históricas. Podrán ver si una especie en específico migró, por ejemplo, de un lugar a otro producto de cambios en el clima o de la actividad humana.
Todos estos datos pueden exportarse a una tabla del sistema Excel para que los interesados puedan trabajarlos mejor y, además, hacer sus propios gráficos.
La información, así como está presentada, puede servirle a biólogos, zootecnólogos, fitotecnólogos, agrónomos, y también a profesionales en ciencias de la salud que quieran, por ejemplo, estudiar las condiciones de vida de un mosquito transmisor de alguna enfermedad.
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Sin embargo, también puede ser de gran valor para estudiantes o personas que no sean científicos pero tengan curiosidad.
"Se podría decir que esto es solo para los científicos. Y sí, posiblemente ellos sean los principales usuarios, pero también el público general lo puede hacer. Digamos que a un estudiante le piden una tarea del árbol Guanacaste, si de previo buscaron el nombre científico y vieron que era Enterolobium cyclocarpum, pueden meterse a la página y hallar más datos", afirmó Armando Estrada, jefe del Herbario del Museo Nacional.
Estrada realizó esa misma búsqueda para ejemplificar el funcionamiento de la base. El mapa identificó que el Guanacaste es un árbol que habita principalmente en el pacífico norte y central, pues no se ven registros en el Caribe y se observan solo dos en el pacífico sur.
"También podríamos ver, por ejemplo, cuántos registros de plantas hay en el cantón de Tibás. En una búsqueda rápida vemos que hay 148 registros de plantas y hongos. No es mucho, pero debemos tomar en cuenta que Tibás es un cantón pequeño, muy urbanizado y densamente poblado", destacó Estrada.
Las personas pueden explorar y utilizar los datos sin limitaciones de tiempo. La disposición está las 24 horas del día los 365 del año y con solo la conexión a Internet el usuario puede incluso ver la información desde su teléfono celular.
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Esfuerzo tecnológico
El tener una plataforma que lograra compilar tantísima cantidad de datos y ponerlos a disposición del usuario no fue una tarea sencilla.
El proceso requirió un esfuerzo cercano a los dos años. Según explicó Esteban Quirós, jefe de la Unidad de Informática del Museo Nacional, es un proceso complejo que debía hacerse en tres pasos.
Primero tenían que unificar los datos de ambas colecciones para que se vieran de manera uniforme, pues se trataba de homologar dos bases de datos muy diferentes.
El segundo paso era encontrar un sistema que soportara los datos de una forma de uso amigable y finalmente, el tercer paso, consistía en migrar del sistema File Maker –hasta ese momento utilizado por el Museo Nacional– a la plataforma specify, que fue la elegida.
“Nos ofrecieron hacer el sistema por $687.000 (más de ¢390 millones) y en montar los datos duraban cuatro años y medio. Había que encontrar otras opciones”, aseveró Quirós.
Entonces buscaron un software que les permitiera incluir ellos los datos. Eso sí, se debió contratar personal extra que pudiera sacar el trabajo, dado que las otras funciones que tiene el área de informática dentro del Museo no desaparecían y debían ser atendidas.
Después de un proceso de investigación, el equipo del Museo eligió la plataforma specify como el soporte tecnológico de los datos.
"Fue el software que encontramos como ideal para soportar la gran cantidad de información, y que a su vez manejara un lenguaje entendible para todos los usuarios" explicó Quirós.
Aún falta un paso más: el tener los datos de una manera más amigable para el público general y darles la información más procesada, menos "cruda" y que resulte más fácil de comprender.
Los entrevistados aseguran que este proyecto podría tomarles al menos un año más, pero desde ya se encuentran trabajando para hacer eso realidad.