La enigmática Mona Lisa escondería un trastorno hormonal

Médicos examinaron a detalle el cabello, la piel y el cuello de la mujer y dieron su diagnóstico: hipotiroidismo posparto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Además de su misteriosa sonrisa, el pelo, la piel y el cuello de la célebre Mona Lisa han sido agudamente examinados. No por expertos en arte, sino por médicos.

Desde hace varias décadas, cardiólogos, psiquiatras, reumatólogos y endocrinólogos han lanzado hipótesis sobre posibles diagnósticos del estado de salud de Lisa Gherardini, la esposa del mercader de seda florentino Francesco del Giocondo, cuyo retrato Leonardo Da Vinci comenzó en 1503.

Tras un acucioso examen visual a la célebre Gioconda, el doctor Mandeep R. Mehra, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, e Hilary R. Campbell, de la Universidad de California en Santa Bárbara, entregaron esta semana su diagnóstico a través de una carta publicada en la revista Mayo Clinic Proceedings: “Hipotiroidismo posparto”, sentenciaron.

Ambos especialistas apuntan a varios aspectos históricos y manifestaciones físicas que avalan su hipótesis.El primero de ellos es que efectivamente se sabe que meses antes de ser retratada, Lisa Gherardini (1479-1542) había dado a luz a su hijo Andrea.

“Es posible que antes o después del parto haya sufrido una presentación subclínica de tiroiditis, “con una manifestación inicial de hipertiroidismo, que finalmente derivó a una fase crónica de hipotiroidismo”, señalan.

Mucho ceral, poco pescado

Una de las características en las que ya habían reparado otros especialistas es en su cuello particularmente abultado: una señal clara de bocio, enfermedad asociada al crecimiento de la glándula tiroides, que responde, entre otros factores, a la falta de yodo.

La hipótesis, dicen Mehra y Campbell, es consistente con la dieta florentina de la época, basada principalmente en cereales, tubérculos y legumbres, y muy pobre en pescados y mariscos, que son fuente de yodo.

”Es un planteamiento muy lógico. Es bastante factible que efectivamente la Mona Lisa haya tenido un hipotiroidismo posparto", coincide la doctora Lorena Mosso, profesora de Endocrinología de la Universidad Católica y miembro de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes (Soched).

La especialista señala que hoy este cuadro afecta a cerca del 5% de las embarazadas y se asocia a la incapacidad de producir el 25% extra de hormona tiroidea que demanda el desarrollo del bebé.

La falta de yodo en la dieta florentina sin duda debe haber causado una mayor prevalencia hace 500 años.

El examen al retrato también constata “una decoloración amarillenta de la piel”, que ocurre en el hipotiroidismo debido a un déficit del hígado para convertir el caroteno en vitamina A, dicen Mehra y Campbell.

Ambos reparan también en la amplia frente de la Mona Lisa, que a su juicio sería más bien otra manifestación del hipotiroidismo: el cabello se vuelve ralo, se afina y tiende a caerse. “

Una completa falta de cejas y otras vellosidades en su piel pálida apoyan este diagnóstico”, así como también el pelo grueso y reseco que cae sobre sus hombros.

Una sonrisa sintomática

En 2004 un equipo médico había reparado en una lesión en la piel del párpado superior izquierdo y una leve inflamación en el dorso de su mano derecha. Los describieron como xantelasma y un lipoma subcutáneo.

Ambos son tumores benignos de células grasas atribuibles a un posible desorden lipídico

Mehra coincide con estas observaciones, que “avalarían la presencia de una dislipidemia metabólica sistémica, que suele apreciarse en etapas avanzadas del hipotiroidismo”.

Incluso la célebre sonrisa de la Mona Lisa podría responder a su condición de salud: el hipotiroidismo severo, dicen los autores, puede acompañarse de un retardo psicomotor y debilidad muscular que habrían obstaculizado una sonrisa más generosa.

En ese punto, la doctora Mosso tiene otra hipótesis: “Siempre pensé que la cara un poco triste o melancólica de la Mona Lisa podría deberse a un trastorno del ánimo. Y justamente el hipotiroidismo provoca un ánimo depresivo y falta de energía. De hecho, muchas mujeres que llegan con diagnóstico de depresión posparto en realidad lo que tienen es un déficit de hormona tiroidea”.

Hoy, agrega, eso se trata con levotiroxina, un fármaco que, si hubiera existido en la época de Da Vinci, probablemente habría borrado de un plumazo el imperecedero atractivo de la Mona Lisa.

“En varias obras de arte del Renacimiento italiano los personajes eran a menudo representados con bocio”, dijo. GDA/El Mercurio/Chile