Helados y películas reducen el miedo de niños ante tratamiento en medicina nuclear

Centro médico procura vencer el temor en los pequeños y así no es necesario sedarlos

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Por segunda ocasión, Ángel Alexa Montoya visitaba la mañana de este viernes el servicio de Medicina Nuclear del Hospital San Juan de Dios. Aunque apenas tiene siete años estuvo durante una hora prácticamente inmóvil; no lloró ni se asustó al encontrarse frente a la enorme máquina que permitiría a los especialistas diagnosticarle un problema en sus riñones.

Para ella la experiencia no parecía ser traumática. Mientras el equipo tomaba las imágenes, Ángel disfrutaba de la película animada Intensamente. Tampoco protestó luego de que, tras haber finalizado una primera etapa de más de 40 minutos, la volvieran a colocar en la máquina otra media hora. ¡Así pudo terminar la cinta!

Esta pequeña acción implementada en ese servicio que atiende a todos los niños del país, ayuda a los especialistas no solo evitar el tener que sedar a los pacientes, sino obtener mejores y más precisas imágenes para los diagnósticos.

La nueva norma es que la sedación sea el último recurso, explicaron los médicos.

Premio para mitigar el dolor

Además al finalizar las pruebas los pequeños son compensados con un helado.

“Si tienen que volver ya saben que van al servicio donde ven una película y se comen un helado”, explicó Carlos Fonseca, jefe del servicio.

Esta golosina no solo sirve como premio, sino que ayuda a que los pequeños se quiten el mar sabor de boca que les puede quedar tras recibir los medicamentos radioactivos para las pruebas.

"Nos ha pasado que terminamos el estudio y el niño más bien no se quiere ir porque no ha terminado la película", relató el especialista.

Según el médico, el del San Juan de Dios, es el único equipo para niños en todo el país, ahí son remitidos los pequeños desde el Hospital Nacional de Niños, así como de los centros médicos regionales y periféricos. Por semana se reciben alrededor de 40 menores de 12 años.

Este tipo de especialidad se utiliza para diagnosticar enfermedades malignas y benignas.

De acuerdo con Fonseca, en pediatría los más frecuentes son los estudios de problemas de riñón algunos dirigidos a valorar el riñón en sí, otros para ver cómo está la dinámica del flujo de orina. También se usa para detectar infecciones en los huesos, causas de la ictericia (color amarillo) en los recién nacidos, tumores, linfomas, problemas de la tiroides, conocer si un cáncer ha hecho metástasis en los huesos y en algunas ocasiones hasta para estudiar el corazón.

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Otra de las cosas que han implementado es explicarle a los menores que ya están en capacidad de entender y a sus padres, en qué consiste el examen que se les va a hacer y cuál es el tipo de diagnóstico que buscan y así logran que ambos pierdan el miedo.

Alexánder Montoya, papá de Ángel, aseguró que para ellos la experiencia ha sido muy satisfactoria, pues hace tiempo cuando llevó a la pequeña, debieron sedarla para una prueba similar.

Los cambios en el servicio de medicina nuclear se comenzaron a aplicar hace unos dos años y los resultados han sido satisfactorios, aseguraron los médicos.