Ella ya estaba acostumbrada a romper esquemas de participación en una disciplina acaparada por hombres, al ser profesora y catedrática en universidades como Berkeley y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). También fue la segunda mujer en dar una conferencia plenaria en el International Congress of Mathematicians (ICM), la reunión de matemáticos más grande e importante del mundo.
La estadounidense Karen Uhlenbeck rompió un molde más y se convirtió este martes en la primera mujer en la historia en recibir el Premio Abel 2019, reconocimiento otorgado por la Academia de Ciencias y Letras de Noruega, y que es (junto con el galardón de la medalla Fields) considerado el “Nobel de las Matemáticas”.
“El reconocimiento de los logros de Uhlenbeck debería haber sido infinitamente mayor, ya que su trabajo ha conducido a algunos de los avances en matemáticas más espectaculares de los últimos 40 años”, afirmó Jim Al-Khalili, Miembro de la Royal Society (FRS), en un comunicado difundido este martes por la Academia de Ciencias y Letras de Noruega.
El premio consiste en 6 millones de NOK (unos 608.000 EUR, cerca de $690.000, o ¢412 millones). La elección del laureado se basa en la recomendación del Comité del Premio Abel, compuesto por cinco matemáticos de renombre internacional.
Este premio fue creado en el 2002 con ocasión del Bicentenario del nacimiento del matemático Niels Henrik Abel y 19 personas lo han recibido desde entonces.
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¿Qué hizo Uhlenbenck para merecer este prestigioso reconocimiento? Su principal área de estudio es la Geometría, pero esta va mucho más allá de calcular el área o perímetro de determinada figura. Las aplicaciones de esta disciplina también son responsables de muchísimos avances científicos y tecnológicos.
Esta se enfoca en el análisis geométrico que busca llegar a conclusiones al mezclar la geometría con ecuaciones diferenciales. Asimismo, utiliza las ecuaciones para analizar los problemas de topología (rama de las matemáticas que analiza las características de los cuerpos geométricos que se mantienen sin alteraciones gracias a cambios continuos).
Quienes se dedican a esta área estudian curvas, superficies, conexiones y campos, puntos críticos de funciones que representan propiedades como la energía y el volumen.
En este terreno, uno de los descubrimientos de la estadounidense es una condición llamada “compacidad de Palais-Smale”. Dicho hallazgo se inspiró en un trabajo anterior de su compatriota Marston Morse, que garantiza la existencia de minimizadores de funciones geométricas y se emplea bien en el caso de los dominios unidimensionales.
Uhlenbeck se percató de que la condición de Palais-Smale falla en el caso de las superficies, debido a razones topológicas.
Los trabajos de Uhlenbeck, en coautoría con Sacks, sobre la energía funcional de las aplicaciones de superficies han tenido una gran influencia y describen en detalle lo que sucede cuando se vulnera la condición de Palais-Smale.
Ella ha comparado su teoría con una burbuja de jabón, la cual es una superficie minimal; la forma de encerrar el mayor volumen posible con la menor área.
Los métodos empleados en sus artículos científicos forman parte de la caja de herramientas estándar de todo geómetra y analista y han sido aplicados, con gran éxito en otros contextos geométricos.
Dentro de sus trabajos también resaltan palabras como teoría de gauge (el lenguaje matemático de la física teórica), o ecuaciones de Yang-Mills (vitales para entender el estudio de las superficies a detalle).
No obstante, para el jurado, el principal impacto del trabajo de Uhlenbeck va más allá del análisis geométrico. Ella dedicó un artículo temprano muy influyente al estudio de un sistema de ecuaciones elípticas no lineales, que fue de relevancia para el estudio de las llamadas “funciones de energía de orden superior”, conocidas por los matemáticos.
“Los resultados pioneros de Karen Uhlenbeck han tenido una enorme influencia en el análisis contemporáneo, la geometría y la física matemática, y sus ideas y liderazgo han transformado el panorama matemático en su totalidad”, citó la Academia.
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¿Quién es Karen Uhlenbenck y cómo nació su fascinación con las matemáticas y el análisis geométrico?
Uhlenbenck, de 76 años, es profesora emérita en la Universidad de Austin, Texas. Además es profesora de investigación invitada en la Universidad de Princeton y profesora asociada del Instituto de Estudios Avanzados, en Estados Unidos (IAS, por sus siglas en inglés).
Según cita el diario estadounidense The New York Times, ella se enteró del galardón el pasado domingo.
“Cuando salí de la iglesia, vi que tenía un mensaje de texto que decía ‘¿aceptaría por favor una llamada de Noruega?’. Cuando llegué a casa llamé a Noruega y me dijeron (el premio)”, declaró la científica al periódico norteamericano.
“Estaba tan asombrada que la noticia resultó casi desconcertante”, agregó.
Karen Keskulla Uhlenbeck, nació en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, en 1942. Es la mayor de cuatro hermanos.
Según su biografia publicada en el sitio web de la Academia de Ciencias y Letras de Noruega, de niña era una devoradora de libros y soñaba con ser científica e investigadora.
Sin embargo, su verdadero amor por las matemáticas nació durante su vida como universitaria. Se inscribió en la Universidad de Michigan con la idea inicial de especializarse en física. pronto descubrió que lo que realmente le entusiasmaba era el desafío intelectual de las matemáticas puras.
No pasó mucho tiempo para que notara el machismo que se vivía en los círculos académicos, no solo dominados por hombres, pero donde las mujeres tenían poca cabida.
“Ella realizó su tesis doctoral en la Universidad de Brandeis, alejada de los grandes centros como Harvard o Yale, donde la cultura académica ninguneaba o directamente ignoraba los logros de ellas (las mujeres)”, resaltó el diario español ABC.
La matemática alemana Emmy Noether también tuvo que luchar para convertirse en la primera mujer en impartir una conferencia plenaria en un Congreso Internacional de Matemáticos, en 1932. E hicieron falta 58 años para que Karen Uhlenbeck se convirtiese en la segunda, en 1990.
“Soy consciente de que soy un modelo para las mujeres jóvenes en el campo de las matemáticas. Y, en parte, por eso estoy aquí. Sin embargo, es difícil ser un modelo, porque lo que realmente tienes que hacer es mostrar a los estudiantes que una persona imperfecta puede triunfar”, dijo Uhlenbeck en una entrevista anterior con The New York Times. Hoy sus palabras cobran mayor eco, debido al peso del galardón recibido.
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