Astronauta lleva al espacio traje pintado por niños con cáncer

Durante 20 minutos, ella habló con los menores y les contestó sus dudas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Un traje espacial multicolor, con diferentes técnicas artísticas, de diez distintos pintores. Ese es el atuendo que viste, desde el viernes, la astronauta estadounidense Kate Rubins, quien se encuentra en la Estación Espacial Internacional (EEI).

El diseño de este singular uniforme fue hecho por diez menores del Centro Anderson para el Tratamiento del Cáncer, quienes desde mayo se unieron con el Centro Espacial Johnson. Allí, astronautas y niños con cáncer pusieron manos a la obra, en un proyecto que mezcló arte y ciencia, como parte del tratamiento médico.

Con la ayuda de pinturas especiales, los pacientes dieron rienda suelta a su creatividad. La misma Rubins participó en las sesiones de pintura antes de su partida a la EEI. También ayudaron la astronauta jubilada Nicole Scott y personal de ingeniería de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).

De ese proyecto, salieron tres trajes: Esperanza, Coraje y Unidad. Rubins fue la primer astronauta en lucir una de estas vestimentas y este viernes utilizó el traje Coraje, mientras realizó sus labores en la EEI.

Ella celebró la iniciativa pues aunque tiene una especialidad en Biología del Cáncer, nunca había tenido la oportunidad de estar en contacto con una faceta más humana de la enfermedad.

Conversación anhelada. El traje no fue el único premio para estos niños artistas. La tarde de este viernes, ellos tuvieron la oportunidad de compartir una charla, a larga distancia, con la científica, durante 20 minutos.

Por ejemplo, Tatiana Washington, de ocho años, le consultó que si tuvo que estudiar mucho para ser astronauta, pues cuando crezca ella quiere hacer animaciones digitales y sabe que debe estudiar mucho para eso.

Rubins le contestó que sí se debe estudiar muchísimo, pero aseguró que todo su sacrificio valió la pena porque ahora puede hacer lo que le gusta.

“Qué lindo es ver que otra mujer también estudia mucho, yo también voy a poder entonces”, dijo la pequeña.

Por su parte, Jacob Milton, de 11 años, le manifestó lo siguiente a Rubins : “Me gustó mucho trabajar en el proyecto, significó mucho para mí y para mi familia. Mi pregunta es ¿en qué se trabaja? ¿y qué significó para usted pintar con nosotros?”

“Este es un gran mundo lleno de descubrimientos. Yo hago el análisis de la atmósfera y sus componentes. Si usted es muy curioso este trabajo da muchas posibilidades para crecer. Y sobre la segunda pregunta, realmente me encantó trabajar con ustedes, aprendí mucho. El proyecto me inspiró y ustedes también me inspiraron”, contestó Rubins.

La astronauta se despidió alentando a los médicos del centro de cáncer infantil y recordándoles lo importante que es el trabajo que ahí realizan.

Al finalizar la conversación, los menores pudieron recorrer diferentes salones del centro espacial de la NASA, en Texas.