
Durante siglos, los ataúdes suspendidos colocados en acantilados del sur de China generaron preguntas sin respuestas entre arqueólogos e historiadores. La falta de información precisa sobre los pueblos que realizaron esta práctica convirtió el ritual en un misterio arqueológico.
Una investigación internacional permitió establecer que los responsables fueron los ancestros del actual pueblo Bo, un grupo étnico que habita en la provincia de Yunnan, en el sur del país.
El estudio se publicó el 20 de noviembre en la revista Nature Communications y se basó en análisis genéticos de restos humanos antiguos.
El vínculo genético con un ritual milenario
Los investigadores analizaron ADN de 11 personas encontradas en cuatro sitios con ataúdes suspendidos en China. Algunos restos tenían más de 2.000 años. También incluyeron muestras de cuatro individuos hallados en ataúdes de madera en Tailandia, además de 30 genomas de descendientes actuales del pueblo Bo.
Los resultados mostraron una conexión genética directa entre los antiguos sepultados y los Bo modernos. Los investigadores indicaron que compartieron antepasados que vivieron en la región entre 4.000 y 4.500 años atrás, durante el periodo Neolítico.
Una tradición que desapareció hace seis siglos
El origen de estos entierros habría comenzado hace unos 3.400 años en las montañas Wuyi, en la provincia de Fujian. Se han encontrado ataúdes suspendidos en Taiwán y otras zonas del sudeste asiático.
Un cronista de la dinastía Yuan (1279–1368) escribió que colocar ataúdes en zonas elevadas se consideraba favorable para los muertos. El ritual dejó de practicarse cerca del siglo XV, durante la dinastía Ming (1368–1644).
Hasta ese momento, relatos populares describían al pueblo Bo como “Subyugadores del Cielo” o “Hijos de los Acantilados”, y les atribuían habilidades sobrenaturales, como la capacidad de volar, para explicar cómo ubicaban los ataúdes en zonas inaccesibles.
Restos tailandeses revelaron similitudes genéticas
Además, el análisis genético identificó coincidencias entre los ataúdes suspendidos de China y las sepulturas halladas en cuevas del noroeste de Tailandia, donde los cuerpos fueron colocados en ataúdes hechos a partir de troncos de árboles.
Estas similitudes revelan que ambos grupos formaban parte del tronco cultural y lingüístico Tai-Kadai, anterior a la expansión imperial china. Esta familia dio origen a idiomas modernos en Tailandia e influyó en pueblos del sur de China.
Antes del siglo I a. C., los Tai-Kadai ocuparon amplias zonas del sur de Asia.
Un linaje que sobrevive
Hoy, solo unos pocos miles de personas de origen Bo viven en Yunnan. Aunque se clasifican oficialmente como parte del grupo étnico Yi, mantienen rasgos culturales y lingüísticos propios.
El estudio permitió reconstruir la historia de este pueblo, al confirmar que los Bo actuales descienden directamente de quienes colocaron ataúdes suspendidos durante siglos.
La investigación también demostró cómo la genética ayuda a rescatar culturas desaparecidas y entender mejor las migraciones humanas en Asia.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
