Va más allá de instruirse para un trabajo. Ser codiciable laboralmente pasa ahora por aprender a socializar, a comunicarse bien y tomar la iniciativa, sin olvidar cuándo toca ser el delantero del equipo o solo quien lleva el agua.
En presencia de varios candidatos con capacidades similares, son otros talentos donde los empleadores centran su mirada al elegir entre trabajadores que, funcionalmente, saben hacer lo mismo.
Ganarse un mejor trabajo o conseguir uno reside mucho en las destrezas blandas; un conjunto de virtudes, hábitos y actitudes personales que vuelven a quien las posee un mejor empleado con quien el trabajo se da más fácil.
Los patronos valoran estos atributos porque la investigación sugiere y la experiencia demuestra que son un indicador clave del desempeño de funciones.
Un título universitario quizás permita a alguien poner su pie en la puerta de una empresa, pero es eso y su ética, actitud, sentido común e inteligencia emocional lo que podrían abrirle puertas, ventanas y portones a un aspirante o cerrarle todo frente a su nariz.
“Cuando la persona está en la última parte de reclutamiento, se le entrevista para ver cómo se comporta, su presentación, cómo saluda, cómo se expresa y se desenvuelve con alguien a quien conoce por primera vez”, explica Laura Lizano, asistente de reclutamiento de la compañía Language Line.
Esta firma de interpretación y traducción, agrega Lizano, siempre busca a alguien equilibrado mentalmente, capaz de dirigirse con naturalidad y manejar estrés. “No todos lo logran”, comentó.
Yalile Quirós, gerente de Recursos Humanos de Volcano Precision Guided Therapy, fabricante de catéteres de uso cardiovasculares, lo pone bien sencillo: los empleados en esta empresa han de ser buenos seres humanos básicamente.
“Deben saber expresarse, ser competitivos pero también humildes al reconocer fortalezas y limitaciones y, esto es importantísimo, tener un profundo respeto por las personas y la diversidad en todas sus formas”, anotó Quirós.
Ocurre, sin embargo, que la importancia de estas habilidades suaves a menudo es minimizada, y hay mucha menos formación prevista para desarrollarlas.
Lo explica Vanessa Gibson, directora del Sector de Servicios de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde).
“Siempre hay malentendidos. En liderazgo, por ejemplo, la gente asume que es cuando alguien tiene jerarquía en la empresa, pero no, es una virtud que viene desde la escuela y debe cultivarse”, expresó.
Por alguna razón, agrega, los empleadores parecen esperar que la gente sepa lo importante de tener iniciativa, ser puntual y amable. No es así.
Por universales que parezcan, estas habilidades se cultivan y pueden ser el trampolín laboral de unos o el vacío para otros .