A pesar de la pandemia de covid-19, miles de peregrinos indios comenzaron a llegar el miércoles a las orillas del río Ganges, en vísperas de Kumbh Mela, importante fiesta hindú que atrae a millones de visitantes durante varias semanas.
"Esperamos entre 800.000 y un millón de personas el jueves", dijo Siddharth Chakrapani, uno de los organizadores de la peregrinación a Haridwar, en el estado de Uttarakhand (norte), que dura siete semanas. "La pandemia es un poco preocupante, pero estamos tomando todas las precauciones", aseguró.
India es oficialmente el segundo país más infectado del mundo por el nuevo coronavirus, que ya causó más de 150.000 muertes en el país.
"Estoy seguro de que Maa Ganga velará por su seguridad", afirma Siddharth Chakrapani, en referencia al río Ganges, donde bañarse es un acto sagrado para los fieles hindúes.
En sus orillas, un flujo constante de visitantes, muchos sin máscara, luchaban por respetar cierta distancia física. Las familias trataban de encontrar un lugar donde depositar sus pertenencias, antes de turnarse para bañarse en las frías aguas del río.
Según la mitología hindú, los dioses y los demonios lucharon por una jarra sagrada, la Kumbh, que contenía un elixir de inmortalidad. Algunas gotas se escaparon en cuatro lugares diferentes que, hoy en día, acogen estas festividades en alternancia.
Debido a la pandemia, este año los participantes serán un poco menos numerosos, lamenta Sanjay Sharma, un peregrino de 50 años.
Otras fiestas religiosas se celebran esta semana en India, como Gangasagar en Calcuta, donde las autoridades esperan a unas 15.000 personas, y Jallikattu, en Madurai, en el estado de Tamil Nadu (sur), en la que se sueltan toros entre la multitud.
Aunque los expertos advierten del riesgo de una tercera ola epidémica, la vida está recuperando gradualmente su ritmo en el segundo país más poblado del mundo.
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