Jerusalén. Los adversarios del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lograron este miércoles por la noche un acuerdo para un heterogéneo gobierno de coalición, que busca pasar página a más de dos años de crisis política.
El jefe de la oposición israelí, el centrista Yair Lapid, llamó por la noche al presidente de Israel, Reuven Rivlin, para anunciarle que consiguió los apoyos necesarios (61 diputados de 120) para una coalición que pondrá fin al gobierno del primer ministro que más tiempo ha ocupado el cargo en el país.
Tenía de plazo hasta las 11:59 p.m. pero a las 11:25 p.m. Lapid informó que “consiguió formar un gobierno”.
Asimismo, su equipo difundió una imagen de la firma de este acuerdo de coalición concluido por los jefes de ocho partidos —dos de izquierda, dos de centro, tres de derecha y uno árabe— y que podría suponer un vuelco político en Israel.
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La última vez que un partido árabe israelí apoyó un Ejecutivo —pero sin participar en él— fue en 1992, durante la época del “gobierno de la paz” de Yitzhak Rabin.
Esta vez la formación árabe islamista Raam liderada por Mansur Abas firmó el acuerdo sin indicar si participará activamente en el gobierno.
“Este gobierno estará al servicio de todos los ciudadanos de Israel, incluidos los que no son miembros de él, respetará a quienes se oponen a él y hará todo lo que esté en su poder para unir a los diferentes componentes de la sociedad israelí”, afirmó Lapid al presidente.
Manifestaciones a favor y en contra
“Les felicito a usted y a los jefes de los partidos por este acuerdo de gobierno. Esperamos que el Parlamento se reúna lo antes posible para ratificarlo”, respondió Rivlin.
En una coincidencia de fechas, los diputados eligieron este miércoles a un sucesor de Rivlin, el laborista Isaac Herzog, de 60 años, para este puesto esencialmente honorífico.
Netanyahu, su partido de derecha, Likud, y sus abogados se afanan por impedir que el primer acuerdo de coalición sin él en dos años consiga la aprobación parlamentaria.
Según la prensa israelí, el presidente del parlamento, Yariv Levin (Likud), podría verse tentado de retrasar una semana el voto de confianza en el Parlamento con la esperanza de que en ese tiempo se resquebraje el bando antiNetanyahu.
Ante el hotel donde se celebran las discusiones, cientos de manifestantes a favor o en contra de la “coalición del cambio” se congregaron con banderas de Israel, entre una gran vigilancia policial, constató la AFP.
“No creo que este gobierno sea cosa buena. No representa para nada a las personas que votaron por la derecha. Es terrible”, comentó en Jerusalén Meir Cohen, un partidario del Likud de 24 años.
Rotación
A mediados de mayo, Lapid recibió el encargo de formar gobierno después de que el actual primer ministro fracasara en su intento en base a los resultados de las elecciones de marzo, las cuartas en dos años.
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La negociación pasó casi desapercibida durante la espiral de violencia entre manifestantes palestinos y la policía israelí en Jerusalén Este y en ciudades judío-árabes en Israel, y la guerra de 11 días entre el ejército israelí y el gobernante movimiento islamista palestino Hamás en Gaza.
Pero Lapid logró convencer al líder de la derecha radical Naftali Bennett para que se embarcara en este proyecto basado en una rotación de la jefatura del gobierno.
La coalición es tan heterogénea e improbable que discrepa en casi todos los temas, desde la relación con los palestinos, la reactivación económica o el lugar que ocupa la religión en la política.
Su único punto en común es el deseo de terminar con la era Netanyahu, quien llegó por primera vez al poder hace 25 años y gobernó de 1996 a 1999 antes de volver al poder en el 2009. Actualmente, está siendo juzgado por corrupción.
Netanyahu, juzgado por “corrupción” en tres casos, es el primer jefe del gobierno israelí que se enfrenta a cargos penales mientras ostenta el cargo.
Si deja el poder pasará a ser un simple diputado y perderá su influencia para tratar de aprobar una ley que lo proteja de sus problemas legales.