El jefe de la inteligencia exterior de Rusia (SVR), Serguéi Naryshkin, y el de los servicios de seguridad bielorrusos (KGB), Iván Tertel, dijeron "haber llegado a un acuerdo para desarrollar un trabajo en común de resistencia a las acciones destructivas de Occidente".
Según ellos, los gobiernos occidentales se esfuerzan por "desestabilizar la situación política y socioeconómica" en ambos países, según un comunicado difundido por el SVR, tras un encuentro en Vítebsk, Bielorrusia.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien enfrentó manifestaciones sin precedentes contra su reelección el verano pasado, dirige desde entonces una amplia represión de la protesta y acusa a Occidente de haberla orquestado.
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos adoptaron una serie de sanciones dirigidas principalmente a altos responsables del régimen, como respuesta a las detenciones masivas.
Lukashenko se ha entonces acercado a Rusia, su vecino y principal socio al que antes acusaba de querer someter a su país.
La semana pasada, Lukashenko y el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunieron en Sochi, sur de Rusia, para discutir una profundización de la cooperación económica.
Bielorrusia depende cada vez más de Rusia y esta dependencia podría aumentar si la Unión Europea concreta su amenaza de sanciones económicas contra sectores clave de la economía bielorrusa.