Detenidos en el extremo oriente ruso construirán el segundo tramo de la línea de ferrocarril Baikal-Amur, levantada en parte por los prisioneros del gulag, según un acuerdo concluido el jueves entre los servicios penitenciarios y una empresa de construcción.
"Un acuerdo de intención fue firmado para utilizar la mano de obra de los condenados y crear un lugar que funcione como centro correccional", informó un portavoz de los servicios penitenciarios rusos (FSIN), citado por la agencia de noticias Ria Novosti.
Un responsable de la empresa de construcción Bamstroymejanizatsiya, Alexander Tchernoyarov, explicó que la compañía se veía confrontada a "una grave escasez de mano de obra" debido a la envergadura del proyecto y a la pandemia de covid-19, que ha frenado el flujo de trabajadores migrantes.
El ejército anunció en abril que iba a contribuir a la modernización de la línea, conocida como BAM, pero según los medios rusos, sólo puede proporcionar 3.000 efectivos, cuando se necesitan unos 15.000.
La BAM fue construida en parte por prisioneros del gulag soviético. Toda una sección de estos detenidos, la "Bamlag", estaba dedicada a ella. Atraviesa más de 4.000 km de Siberia hasta las costas del mar de Japón, y gran parte del recorrido está en zonas heladas durante todo el año.
Según cifras oficiales, citadas por el diario económico Vedomosti, cerca de 40.000 prisioneros murieron construyendo esta línea en los años 1930, pero para muchos investigadores la cifra es muy superior.
Fue uno de los proyectos más faraónicos de la URSS, y también supuso un agujero financiero sin fondo.
El segundo tramo de esta línea mide unos 340 km y el inicio de las obras está previsto en primavera. La modernización de la BAM, anunciada desde hace tiempo, forma parte de los objetivos de desarrollo de los ferrocarriles rusos para 2025.
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