Berlín. Alemania entra este sábado en una nueva fase de restricciones, como toques de queda nacionales, tras la adopción de una nueva ley muy polémica que refuerza el poder de Angela Merkel para luchar contra la pandemia.
Mientras otros países como Italia, Suiza o Bélgica prevén aligerar próximamente las restricciones, la mayor economía europea va contracorriente activando lo que llama “un freno de emergencia” incluido en la reforma de la ley de protección contra las infecciones.
Adoptado esta semana en el Parlamento pese al rechazo de miles de manifestaciones, el texto impone un endurecimiento de las reglas sanitarias cuando la tasa de incidencia (número de infecciones por semana) supere 100 durante tres días. Se ha limitado su duración hasta el 30 de junio.
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Más allá de 165 se prohibirán las clases presenciales en los colegios.
El viernes la incidencia aumentó a 164 en promedio en el país, donde los confinamientos nunca han sido tan duros como en algunos de sus vecinos, como Francia o España.
“Es duro, nos pesa a todos. Pero es necesario por un período provisional”, aseguró el ministro de Salud, el conservador Jens Spahn.
Se trata de “romper la tercera ola del virus” y después “reabrir progresivamente con un mayor uso de los tests”, explicó.
La activación automática de las medidas debería poner fin a las tensiones con las regiones, competentes en el ámbito sanitario y educativo. Hasta ahora algunas de ellas modificaron o incluso ignoraron las medidas estrictas pese a que se habían decidido con su aprobación.
Protestas
Para el gobierno resulta primordial asumir el control de la gestión de la pandemia que ha causado más de 81.000 muertos en el país desde hace un año. La tercera ola de infecciones, marcada por una rápida propagación de las variantes del virus, todavía no ha alcanzado su pico, según los virólogos.
La iniciativa incluye nuevas reducciones en los contactos privados, el cierre de comercios no esenciales o museos, un mayor recurso al teletrabajo y, sobre todo, la medida más criticada, el establecimiento de toques de queda entre las 10 p.m. y las 5 a.m., con la posibilidad; sin embargo, de tomar el aire solo o practicar deporte hasta la medianoche.
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La medida suscita una fuerte oposición en parte de este país, que ha sufrido dos dictaduras (durante el nazismo y bajo la RDA comunista) por considerarla contraria a la Constitución. Los liberales del FDP se oponen a ella categóricamente.
El Tribunal Supremo de Karlsruhe ha recibido 25 recursos contra la ley, según un portavoz. Como el del partido bávaro Freie Wähler, socio de los conservadores de la CSU en el gobierno regional, que pide la anulación de los toques de queda y de los cierres de los comercios.
Las prohibiciones de salir de casa también pueden afectar a los viajes en tren o avión. Un portavoz del Ministerio del Interior aconsejó el viernes que se aplacen los viajes a no ser que haya motivos de peso.
Las regiones también se han declarado muy escépticas sobre los toques de queda. El jefe del gobierno de Hesse, Volker Bouffier, consideró que deberían aplicarse solo a nivel local y “como último recurso”.