Rangún. Al menos 18 manifestantes antigolpistas fueron asesinados este domingo en uno de los días más sangrientos desde que Birmania sufrió un golpe militar, en tanto un grupo de diputados destituidos instaba a los ciudadanos a “defenderse” en el “momento más oscuro” de la nación.
Este domingo, la junta militar decretó la ley marcial en dos barrios de la ciudad de Rangún.
La junta “otorga el poder administrativo y judicial de la ley marcial al comandante regional de Rangún para que la aplique” en las barriadas de Hlaing Tharyar y Shwepyitha (en la capital económica), indicó la cadena estatal en un noticiero.
Este domingo, al menos 15 personas murieron en ataques de las fuerzas armada contra manifestantes en estos dos distritos.
La crisis no cesa en Birmania desde que el Ejército derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi, el 1.° de febrero, provocando un levantamiento masivo en el que diariamente centenares de miles de personas protestan pidiendo el retorno a la democracia.
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La junta justificó su toma del poder argumentando un enorme fraude electoral en las elecciones de noviembre, ganadas por abrumadora mayoría por el partido Liga Nacional para la Democracia, de Suu Kyi.
Un grupo de parlamentarios electos, la mayoría de los cuales se encuentran escondidos, formaron un “parlamento” a la sombra llamado Comité para Representar a Pyidaungsu Hluttaw (CRPH) –palabra birmana que denomina al bloque gobernante–, destinado a denunciar al régimen militar.
Este domingo lanzaron un comunicado afirmando que los manifestantes tienen el “pleno derecho a defenderse de las fuerzas de seguridad que agreden y causan violencia, de acuerdo al código penal del país”.
En las últimas semanas, soldados y policías han reprimido casi cotidianamente a los manifestantes que piden la vuelta a la democracia, lanzándoles gases lacrimógenos, balas de goma y munición real para sofocar las protestas.
Más de 80 personas ya habían muerto en los disturbios, de acuerdo a un grupo local de monitoreo.
Sin embargo, como se esperaba, este número aumentó de forma dramática tras la violencia de este domingo en un centro comercial de Rangún, en particular.
Más violencia
En el amplio municipio de Hlaing Tharyar en Rangún, policías y soldados se enfrentaron a manifestantes que empuñaban palos y cuchillos, en tanto se guarecían detrás de barricadas improvisadas y muchos huían del lugar después de que las fuerzas de seguridad comezaran a disparar.
Los contestatarios, utilizando cubos de basura recortados como escudos, consiguieron recuperar a varios heridos, no obstante, un médico dijo que no fue posible llegar hasta todos.
“Puedo confirmar que hubo 15 muertos”, afirmó el médico por teléfono, añadiendo que había tratado a unos 50 heridos, lo que hace prever que el número de víctimas mortales aumentará.
“No puedo hablar mucho (se disculpó), continúan llegando heridos”, dijo antes de cortar.
El grupo Asociación de Asistencia a Presos Políticos, que verifica arrestos y muertes desde el golpe, confirmó un mayor número de decesos.
Las fuerzas del orden abrieron fuego contra manifestantes en Hlaing Tharyar, uno de los municipios de Rangún, mientras algunos se defendían con bastones y cuchillos y otros huían cargando a los heridos e introduciéndolos en vehículos.
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Este domingo otra manifestación fue reprimida en Hpakant, en el estado de Kachin, ciudad conocida por sus minas de jade. Un hombre murió de un disparo, de acuerdo a un médico y un medio local, confirmando el uso de balas reales y de caucho.
Ayer se realizó una sentada en Rangún, capital económica, y hubo marchas en Dawei (sur) y funcionarios blandieron un retrato de Suu Kyi durante una concentración en Monywa (centro). Los manifestantes coreaban consignas por los muertos: “¡Que los héroes que dieron su vida en esta revolución de primavera descansen en paz!”, en tanto clamaban por la liberación de detenidos
Este domingo se escucharon disparos en dos sitios emblemáticos de protesta, la glorieta de Hledan y en el barrio de Hlaing Tharyar.
El sábado de noche el CRPH lanzó un discurso, a través de Mahn Win Khaing Than, vicepresidente del parlamento en la sombra.
“La unión en una democracia federal (...) nos espera en un futuro próximo si avanzamos unidos e invencibles”, dijo.
Llamado de la ONU
La emisaria de la ONU para Birmania, Christine Schraner, condenó el “continuo baño de sangre” en ese país tras la violenta jornada.
“La comunidad internacional, incluyendo actores regionales, debe unirse en solidaridad con el pueblo de Birmania y sus aspiraciones democráticas”, dijo la emisarias en un comunicado.
Schraner afirmó que el Ejército birmano está desafiando los llamamientos internacionales a la moderación, y que sus contactos dentro del país le dieron “relatos desgarradores de asesinatos y maltratos contra manifestantes, así como tortura de prisioneros”.
“La brutalidad continua, incluso contra el personal médico y la destrucción de las infraestructuras públicas, socava gravemente cualquier perspectiva de paz y estabilidad”, dijo.