Todo Turismo: Puerto Viejo: Rice N' Beans, Peace N' Love

Puerto Viejo de Talamanca es un lugar mágico, que siempre hace que cualquiera piense en regresar

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El mismo camino a Puerto Viejo parece darnos una pista del tipo de lugar al que vamos, rectas y rectas acompañadas de vegetación y olas nos indican que nuestro destino es un lugar sereno, tranquilo, digno de llevar muchas ganas de descansar y relajarse.

Puerto Viejo, ubicado en el cantón de Talamanca, Limón; es un destino que destaca por sus hermosas playas y su rica cultura caribeña. Con mi esposa y mi hija, llegamos el viernes por la noche luego de un viaje de cerca de 4 horas. Es un trayecto largo, pero ya por pasar la carretera Braulio Carrillo “la manejada” es bastante sencilla.

Eso sí, cansados, llegamos con ganas de comer algo. Nos llamó la atención un lugar pintado de verde, amarillo y rojo; sí como muchos locales allí,pero con sus paredes llenas de proverbios bíblicos en Mekatelyu. Así nos lo explicó el cuñado del señor Patterson, dueño del restaurante, quien nos cuenta que desde su fundación en 1981 siempre ha pertenecido a la familia, orgullosamente negra. Nos dice que la mayoría de comercios del lugar ya han sido adquiridos por extranjeros, pero que ellos nunca han querido venderlo.

Luego de tal reseña no podíamos dejar pasar la oportunidad de pedir uno de los platillos más tradicionales del caribe: “Rice N’ Beans”. Definitivamente obligatorio. Aunque seguramente la mayoría ya lo han probado hay que admitir que comerlo en Puerto Viejo le da un sabor especial.

A disfrutar de la playa

Nos hospedamos en La Isla Inn, un hotel rústico, bien cuidado, con habitaciones cómodas y bien acondicionadas. Esa noche dormimos temprano pues queríamos aprovechar la playa en la mañana. El hospedaje en La Isla Inn incluye el desayuno, que puede ser típico o continental, al otro día desayunamos y solamente cruzamos la calle para ir a la playa.

Debo decir que las playas de Puerto Viejo son de mis favoritas del país, agua turqueza-celeste y arena dorada. Algunos locales con quienes conversamos nos cuentan que son ideales para el surf, incluso había bastantes personas practicándolo. No nos animamos a surfear pues nuestra bebé de 3 meses estaba conociendo el mar ese día, entonces nos preocupamos más por que ella disfrutara de esa experiencia. El mar de Puerto Viejo resultó el lugar perfecto pues las olas tranquilas de la orilla permitieron que todos nos divirtiéramos.

Una de las actividades obligatorias en Puerto Viejo es andar en bici. Por menos de ¢5.000 se puede alquilar una bicicleta tipo Banana y recorrer sus tranquilas calles. Notamos mucho respeto vial por los ciclistas, pues está entendido que es una de las formas de transportarse más comunes. Con ellas fuimos a buscar un souvenir, es impresionante la variedad de artículos para todas las edades y gustos. También muy accesibles, cualquiera se puede llevar un recuerdo por cerca de ¢3.000 en adelante.

Algo que no pudimos evitar notar es la cantidad de turistas extranjeros que visitan Puerto Viejo, incluso según nos cuentan muchos ya dejaron de ser turistas y viven allí. No quiero aventurarme a dar una cifra pero prácticamente notamos mitad locales y mitad extranjeros. Seguramente se dejaron seducir por un lugar tranquilo, con gente amable, con una cultura alegre y con mucho sabor, en muchos sentidos.

Ya el domingo, un frente frío llegó a Limón y no pudimos disfrutar tanto,aunque nuestro amigo Dervin del hotel nos dijo que aún nos podríamos meter al mar porque de igual manera nos mojaríamos. No le hicimos caso pues estaba realmente frío pero ya de regreso con mi familia a San José conversábamos sobre el buen sabor de boca (literalmente) que nos dejó este paseo, principalmente por el calor que recibimos de un Puerto Viejo que realmente sabe hacer que sus visitantes quieran volver.

El paseo en fotos

Fotos del hotel

¿Qué le pareció este paseo? Si tiene alguna sugerencia de un lugar que le gustaría que visitemos, escríbame: steven.acosta@nacion.com