Todo Turismo: despertar frente a un volcán

La Fortuna de San Carlos nos permite contemplar un majestuoso volcán muy de cerca, convirtiéndola en uno de los destinos imperdibles de Costa Rica

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En ocasiones los mejores destinos son los que están más lejos. En este blog ya hemos visitado algunos de ellos: Puerto Viejo de Limón, Rincón de la Vieja de Guanacaste y en esta ocasión nos fuimos a La Fortuna de San Carlos, en Alajuela. Son más de 3 horas de camino, pero como siempre digo: vale la pena. Con respecto al camino hay dos formas de llegar o volver. De ida tomamos la ruta por Naranjo, pasando por Ciudad Quesada. De vuelta usamos la carretera que va a salir a San Ramón. Esta segunda opción nos ahorró unos 20 minutos de viaje, pero tiene la desventaja de no pasar por los tramos de Zarcero para poder comprar queso palmito.

Llegamos el viernes en la noche, casi a las 10 p.m. A pesar de lo oscuro, faltando unos 10 minutos para llegar a La Fortuna, ya se puede comenzar a distinguir el imponente Volcán Arenal. Su silueta es inconfundible pues emerge sobre las características llanuras de la zona. Al llegar al centro del pueblo nos dirigimos al hotel que está a solo 5 minutos de ahí.

En esta ocasión nos hospedamos en el hotel Montaña de Fuego, un resort con habitaciones tipo bungaló, que privilegian el descanso y el contacto con la naturaleza. La primera noche nos quedamos en la Lake Suite, una habitación muy completa ubicada literalmente sobre un lago que tiene la propiedad. Toda una experiencia especialmente porque su ventana queda de frente al volcán y es lo primero que se puede apreciar al despertar.

A aprovechar el día

En el hotel nos indicaron que hay mucho que hacer, por lo tanto nos levantamos temprano para no perder el tiempo. Como parte de la estadía el hotel incluye 3 tours de manera gratuita: una caminata para observar aves, un recorrido por una granja y una charla sobre la cultura Maleku. Todos son ideales para disfrutar en familia, siempre paseo con mi esposa y mi hija por lo que son actividades perfectas. Después de desayunar fuimos al recorrido por la granja.

Nos recibió Roger, quien nos contó que está encargado de la granja, en ella encontramos caballos, terneros, vacas, cerdos y pollos. Todo lo que ahí se produce sirve para el autoabastecimiento del hotel y se maneja con políticas amigables con el ambiente.

La visita a la granja dura poco más de 1 hora, por lo que terminando quedó perfecto para ir a almorzar. Siempre es bueno salir del hotel, especialmente en un lugar como La Fortuna. Fuimos al parque donde hay bastantes opciones para comer, incluso para sorpresa mía encontramos algunos restaurantes económicos, tomando en cuenta que es una zona turística con muchos extranjeros. Almorzamos con ¢10.000, dos personas. También hay que mencionar la gran cantidad de tiendas de souvenirs, especiales para llevarse un recuerdo con la imagen del Volcán Arenal.

¿Y las termales?

Ya entrando la tarde, con el calor de la zona y habiendo caminado un poco se siente algo de cansancio. Bueno, siempre he pensado que las aguas termales son una garantía para relajarse y descansar. En el hotel hay una zona con aguas termales rodeadas de naturaleza, apenas para tomar un buen descanso. Además se puede disfrutar gratis de un baño con lodo volcánico y para los más exigentes también están los servicios del spa.

Ahí estuvimos casi hasta las 7 p.m. Ya pueden imaginarse como volvimos a la habitación ¡con unas ganas de acostarnos a dormir! Pero también teníamos hambre. De vez en cuando vale la pena darse un buen gusto, por esto decidimos pedir la cena a la habitación. Cenar en la cama fue el “sello de oro” para un día muy disfrutado, además de que la comida estuvo buenísima.

Al día siguiente

Otro de los tours incluidos en el hospedaje del hotel es la visita a la reserva Maleku. El domingo nos levantamos temprano para ir. Desde el mismo hotel nos llevaron en un chapulín, a unos 15 minutos de distancia. Al llegar nos recibieron dos hermanos aborígenes Maleku, saludándonos con una frase que según ellos viene siendo como el popular ”Pura Vida”: Capi Capi”. Nos indicaron que es una expresión utilizada para múltiples propósitos, como saludar y despedirse, pero que está cargada de buenos deseos.

Además de esto nos explicaron que son una población autótocna de la zona y que han sufrido discriminación y desplazamiento. Han tenido que “adaptarse” para sobrevivir mientras que tratan también de mantener sus costumbres y autonomía. Realmente una experiencia muy valiosa, que nos hizo reflexionar sobre el respeto y valor que le debemos a los pueblos aborígenes. Finalmente nos presentaron parte de su trabajo artístico, que mediante sus artesanías tratan de aprovechar para generar recursos para su economía.

Ya con esta visita terminó también nuestro paseo. Luego de esto volvimos al hotel para almorzar y regresar a San José. Con las baterías recargadas y con el Volcán Arenal a nuestras espaldas nos despedimos de un destino fascinante al que hay que tratar de ir al menos una vez al año.

El paseo en fotos

Fotos del hotel