La crisis del nuevo coronavirus en Costa Rica nos ha obligado a replantear muchos aspectos como, nuestras prioridades, el bienestar familias, nuestros ahorros, la continuidad de los negocios, entre otros. Es en estos momentos, cuando las personas tienden a hacerse a sí mismas las preguntas más complejas y difíciles.
¿Quién cuidará de mi familia si me ocurre algo? ¿Quién tomará las riendas del negocio? ¿Qué pasará con mi plan de retiro?, entre muchas otras que puede abrazar la incertidumbre en medio de una crisis global.
El planeamiento y la organización de los temas relacionados a nuestra salud, finanzas y patrimonio siempre ha sido una práctica recomendable y en tiempos de crisis toma mayor relevancia.
La gestión patrimonial exitosa depende al 100% de la planeación. En tiempos de incertidumbre, el patrimonio construido a través del tiempo se puede ver afectado negativamente, ante un hecho fortuito para el cual no estemos preparados.
Como medida inmediata, es recomendable resguardar de manera física y accesible, todos aquellos documentos con relevancia patrimonial, por ejemplo:
- Pólizas de vida y de salud, planes de ahorro, cuentas financieras.
- Contactos principales de bancos o entidades de esta índole.
- Contratos, membresías, suscripciones.
- Información de préstamos y deudas.
- Contacto principal de asesores fiscales, legales y financieros.
- Protocolo familiar e instrucciones para la continuidad del negocio.
- Desglose de nuestros activos: financieros, inmobiliarios, digitales, arte, etc.
Se recomienda contar con esta información y ser muy transparente con las personas de nuestra confianza en cómo proceder en el caso de nuestra ausencia.
Según Time-Money Magazine, la falta de planeación sucesoria, nos puede costar el 70% de nuestro patrimonio de la primera a la segunda generación y hasta un 90% de la segunda a la tercera generación.
Testamentos o fideicomisos testamentarios
Además, se debe contar con algún vehículo legal- sucesorio actualizado como por ejemplo un testamento o un fideicomiso testamentario. Estos instrumentos nos permiten detallar de manera ordenada y legal nuestros deseos sucesorios y la repartición de nuestros activos, en el caso de una incapacidad permanente o al fallecimiento.
Los fideicomisos testamentarios han ido ganando mayor popularidad debido a que permiten estructurar dichos deseos sucesorios a un nivel de traje hecho a la medida, en donde por medio de un proceso de sucesión privado se distribuyen los activos de manera automática (no involucran proceso de mortual ni el involucramiento de jueces) de acorde a lo que dicte el contrato previamente establecido.
La moraleja inmediata que nos ha enseñado la crisis del nuevo coronavirus es que la falta de planeamiento y protocolos de acción en el caso de una emergencia pueden en primera instancia comprometer nuestra salud y la de nuestros seres queridos y a su vez, llegar a afectar de manera significativa el patrimonio que hemos construido y protegido a través del tiempo.