En las primeras entradas de este blog quise dejar claro que Desde la grada no sería un espacio exclusivamente de fútbol. Pero no sé si mi mundo es de alcance limitado o, más bien, lo es la agenda noticiosa que marcan los medios costarricenses, porque de verdad hay que escarbar para hallar otras temáticas.
Evidentemente todos los días hay una que otra actividad en otras disciplinas distintas, pero el plan no es repetir lo que ya reporta este medio en su sección deportiva. O cualquier otro, para esos efectos.
En materia de deportes lo más noticioso de estos últimos tres o cuatro días ha sido Boca-River en la final de Libertadores y el triunfo de Herediano en la Liga Concacaf. Tal vez Lance Armstrong sufriendo en La Ruta y la judoca Andrea Guillén demandando por el premio Claudia Poll. Pero no hay mucho más.
De todas esas cosas tal vez hablaré en días posteriores, pero, por ahora, la falta de noticias de peso en otros deportes me lleva a hablar justamente de esos otros deportes.
¿Qué pasó con el basquetbol tico? ¿El voleibol? ¿Y el futsal que había tomado algo de fuerza? Ni qué se diga del beisbol… Siento que, curiosamente, los deportes colectivos se estancaron. Algunos ya casi se desvanecieron. Otros se enterraron por sí mismos.
Tampoco es que era asiduo seguidor y que iba a cada partido; no obstante, tenía muy claro los títulos que tenía Ferretería Brenes Barva en el baloncesto; que alguna vez Santa Bárbara era el coco del volley femenino y que Borussia era el equipo con la mejor estructura del futsal. ¿Y del beisbol? Bueno, pues sabía que se jugaba principalmente en el Escarré. Acepto que no es mi favorito.
¿Pero ahora? Ahora no sé absolutamente nada. Y créanme que no es porque no leo noticias, dado que justo así es como me gano la vida… En la era de la información y la tecnología, no saber nada no es culpa del cliente, es culpa del vendedor. Y cualquiera podrá entender que esa inmersión a la penumbra se traduce a los resultados deportivos.
En la penumbra
¿Qué pasa con las redes sociales de las federaciones y asociaciones? ¿Qué pasa con la innovación y el refrescamiento de estrategias para hacer sus competencias más atractivas? ¿No deben el Comité Olímpico Nacional (CON) y el Instituto Costarricense del Deporte (Icoder) ser más proactivos y exigentes en cuanto a la masificación del deporte y el descubrimiento y desarrollo de talentos? ¿En cuanto a la promoción?
Y no es que los deportes individuales estén mejor. Para nada. El tenis en Costa Rica es un espejismo, la natación un nostálgico recuerdo. De las disciplinas más tradicionales lo que queda es el atletismo y el ciclismo, sostenidos cada uno por un solo nombre (uno de salida y otro enfocado en su carrera en el extranjero).
Más bien, su bálsamo es poseer el enorme bote salvavidas que representan los miles de fiebres aficionados que sí se mercadean con sus fotos el fin de semana en sus entrenamientos o recorridos recreativos. Pero ojo, yo estoy hablando de deporte de alto rendimiento, de procesos olímpicos, de competencias mundiales. No de las veces que salí a correr durante la semana.
Sí, claro. Una respuesta inmediata es que no los desglosé a todos, pero es que no acabaría nunca. Sí les digo que la situación de los demás no anda muy largo.
El otro argumento que me lanzarán es que están apareciendo otros deportes con más adeptos. Tienen razón y en buena hora. El surf es un ejemplo. Uno aislado, pero ejemplo al fin.
Asimismo, cualquiera puede venir a tirarme la excusa (está bien, justificación) de los presupuestos limitados que otorga el Estado. Pero he visto al propio surf hacer mucho, muchísimo, con poco. Y eso que es un deporte que por naturaleza limita su práctica según la geografía.
El punto es que el fútbol predomina en el país no por casualidad ni por arte de magia. Lastimosamente y lo digo así, con tristeza, los demás deportes le han abierto la puerta para eso.
Desde los altos mandos
El presidente del CON, Henry Núñez, a quien respeto mucho porque en sus primeros mandatos quiso sacudir los esquemas y reimpulsar el deporte tico, creo que se quedó sin gasolina. Quizás se topó con demasiadas trabas en demasiados puntos de inflexión. Eso le quita la buena fe a cualquiera.
Al nuevo presidente del Icoder, Hernán Solano, por el momento se le puede pedir poco. El país y el Estado están en una situación demasiado delicada como para pensar en que tenga palanca para ejecutar programas ambiciosos. No me extrañaría que a los cada vez más minimizados Juegos Nacionales les pasen el hacha.
En tanto, sus antecesores han estado más tiempo saliendo de polémicas personales y organizacionales, que generando políticas que causen impacto.
Y los nombro a ellos porque simplemente son las cabezas, pero hacia abajo de la estructura jerárquica vienen muchos de los líderes de cada deporte, entre los que la desidia destaca como característica primordial.
Por todo lo anterior tiene que haber una fuerte sacudida. Desde casi todas las aristas del deporte costarricense y en todos los niveles. La oferta deportiva de nuestro país nunca ha sido boyante. No tenemos la población, ni la infraestructura y quizás ni el hambre para ser buenos en todo. Pero el problema es que estamos acercándonos a ser buenos en nada. Ni en fútbol.