Quien quiere innovar en el aula, borra la pereza y las excusas

Para esta entrada del blog, entrevisté a Daniel Ballestero Umaña, maestro de Siquirres, de 57 años y ganador del premio a “la mejor práctica docente del 2019 con apoyo de la tecnología”.

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Para el maestro Daniel Ballestero el verbo educar cobra sentido cuando se logra “encender la chispa de niñas y niños, fomentando su imaginación, sin resolverles todo, sino dándoles las herramientas necesarias para que lleguen a sus propias conclusiones”.

Tiene 57 años, es oriundo de Siquirres y el lunes pasado el Ministerio de Educación Pública (MEP) y la Fundación Omar Dengo lo declararon ganador del concurso Inspiratec 2019, por el uso de aplicaciones interactivas en la escuela unidocente de San Isidro de Florida, en Siquirres.

Una pizarra inteligente llegó a su aula en el año 2011, y desde entonces, y con espíritu de autodidacta, se dispuso a sacarle el máximo provecho para transformar su escuela en un espacio innovador, en el que sus estudiantes graban videos, resuelven problemas y donde no hay tiempo para el aburrimiento. Las computadoras que tienen sus alumnos son cuadernos digitales para optimizar las lecciones.

“Tecnología es sinónimo de uso efectivo del tiempo. Los escolares ya no están para copiar contenidos de una pizarra, cuando pueden estar resolviendo problemas y aprendiendo de forma interactiva.

El docente tiene que ser un guía del proceso de aprendizaje y la tecnología me permite optimizar el tiempo y atender los diferentes ritmos de aprendizaje”, afirma el docente.

Un ‘apostolado’

Su motivación por enseñar no se queda en las lecciones que imparte en su escuela. Durante el tiempo libre, aprovecha para visitar otras aulas y compartir con colegas las buenas prácticas y los efectos positivos de diseñar contenidos interactivos para los estudiantes: en sus clases, los alumnos juegan mientras aprenden sobre sumas, restas, fracciones y el sistema digestivo.

En su travesía por escuelas rurales, afirma que lo que más le desmotiva es encontrarse con maestros reacios a aprender e innovar. “Me duele ver que haya estudiantes copiando de una pizarra, mientras el docente tiene en el aula un proyector guardado en la gaveta.

El que no quiere innovar, siempre se refugia en la pereza y encontrará una excusa. Ya no estamos para eso: pierde el maestro y pierden los estudiantes”, manifiesta este docente.

En su tránsito por la educación, reconoce alarmante que niñas, niños y jóvenes asocien la lectura con una práctica aburrida. Es por eso que incentiva que sus alumnos lean desde pequeños sobre lo que más les interese.

“Uno de los grandes errores del sistema educativo es poner lecturas obligatorias. La lectura es para disfrutarse. Si quieren leer sobre Messi, que lean sobre esa materia; lo que me interesa es que lean, que disfruten el proceso y que compartan con otros. La escuela tiene que ser libre, sin que libertad se confunda con libertinaje”, afirma el maestro.

Como ganador del concurso Inspiratec 2019, la compañía Microsoft le otorga un viaje a Sidney, Australia, para participar en el Education Exchange E2, en marzo del año 2020. Para él, esta experiencia es única y representa una oportunidad de ir a aprender de los mejores para luego implementar sus aprendizajes en su amado Siquirres.

“Me llena de orgullo y alegría enseñar en escuela rural y unidocente, y ver la alegría de las niñas y los niños. Iré a Australia a traerme ideas nuevas para hacer mi aula más interactiva, más dispuesta a hacer un cambio positivo en los estudiantes y sus familias. Para ser buen maestro, hay que aprender a aprender. Nunca se deja de aprender. Eso es lo bonito de esto”, dijo.

Con su ejemplo, el maestro Daniel Ballestero confirma que el cambio educativo es posible cuando hay voluntad, y cuando frente a la pizarra se borran la pereza y las excusas, sin que la tecnología sea un fin en sí mismo, sino un medio para el aprendizaje. ¡Felicidades, maestro!

Cuénteme su opinión sobre este tema en mis cuenta en Twitter (@albertobace) o al correo electrónico barrantes.ceciliano@gmail.com