Opinión de un liguista: ‘El principal rival de Alajuelense es… la propia Liga Deportiva Alajuelense'

Esteban Aronne es periodista, pero también es un ferviente aficionado manudo que solicitó la posibilidad de que en el ‘Blog Actualidad Rojinegra’ se publicara un artículo sobre lo que él percibe del equipo centenario, cómo vivió el golpe de diciembre y lo que ha pasado desde entonces

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Esteban Aronne Sparisci es periodista, pero también es un aficionado de Alajuelense que nos solicitó la posibilidad de que en este Blog Actualidad Rojinegra se publicara un artículo que quería escribir sobre la realidad de la Liga, lo que ocurrió en el cierre del torneo anterior, cómo lo vivió, cómo lo golpeó ese momento en el que el equipo de sus amores estuvo cerca, pero no logró proclamarse campeón en el Morera Soto y qué ha pasado desde entonces.

Al igual que ha ocurrido con otros aficionados que han querido compartir sus opiniones a través de este blog, Aronne recibió una respuesta afirmativa.

Este es el artículo de opinión enviado por Esteban Aronne a nuestra sala de redacción:

"El recuerdo de aquella maldita cona empieza a desvanecerse.

El principal rival de Liga Deportiva Alajuelense es… la propia Liga Deportiva Alajuelense. Es una frase que yo mismo me fui construyendo desde que el torneo anterior comenzaba a llegar a su fin y lentamente los temores de que no se obtendría la bendita 30 crecían.

Faltaban solo dos minutos y 20 segundos para que comenzara a descontarse el tiempo de reposición decretado por Henry Bejarano, árbitro del segundo y último partido de la Gran Final, cuando llegó un tiro de esquina que difícilmente algún liguista vaya a olvidar en toda su vida.

El título se escurrió como arena entre los dedos. En el corazón de gradería popular especial, lo vi a menos de 50 metros de distancia y, tras el gol en contra, el silencio de un cementerio en una madrugada fue quizá más sonoro que lo vivido en el Morera Soto aquella sabatina noche de navidad, en la que no hubo regalo para los liguistas.

La incredulidad, tristeza, desazón, cólera, incertidumbre y desesperanza invadieron un estadio al que no le cabía ni la persona más delgada del mundo. Venían los tiempos extra, pero ya se sentía un ambiente de funeral.

El trauma fue muy fuerte. Las consecuencias duraron más de lo que algunos pensábamos. Sin embargo, acciones muy bien encaminadas por parte de la Junta Directiva y la gerencia deportiva, si se quiere agresivas, contribuyeron a aminorar el “estrés postraumático” -sin exagerar el término-.

Lo escribo porque lo vi y lo escuché. No me lo contaron. Y hasta yo opinaba sin que me lo pidieran. Por un proyecto personal, pero a la vez debido a que me encanta hacerlo, he ido al estadio prácticamente a todos los partidos en que la Liga ha jugado de local.

Al menos en los primeros cuatro encuentros, y a pesar de que se cosechaban victorias, el tema de conversación era el mismo en los baños, en los parqueos cercanos a la salida, pulperías aledañas, en los “choripanes” de Pablo Gabas, rumbo a la iglesia de la Agonía. Casi hasta en misa.

“Que el tiro de esquina, que el error de Pineda, que Meneses pudo hacer más, que Lassiter no sostuvo el balón o no buscó faltas, que el mismo Carevic pudo haber tenido más calma y no celebrar tanto antes de tiempo, que incluso pudo ingresar de cambio Mauricio Vargas en la tanda de penales pues Adonis estaba mentalmente muerto”. De todo he escuchado.

Se los relato así pues de esa manera ha llegado a mis sentidos. Más como periodista que como liguista. En los primeros partidos casi ni se celebraban los goles. El liguismo vivió en enero y parte de febrero una agonía. Hasta la Iglesia que lleva ese nombre estaba más agónica.

¿Un equipo más sólido y con menos presión?

El actual torneo ya no está en los albores ni mucho menos. La primera vuelta está por terminar y el cuadro erizo solo ha perdido un partido. Fue aquella derrota de visita 3 a 1 en el Valle de El General que le costó definitivamente el puesto a Pineda, pero en la que también se desperdiciaron numerosas opciones de gol y prácticamente se recibieron solo tres tiros a marco.

La Liga lleva meses de meses mostrando un nivel sobresaliente, salvo pocas excepciones en jornadas puntuales. Moreira da más seguridad que Pineda, Dylan Flores aparece quizá más que Alex López, Machado hizo que de Figueroa ya no se acuerde ni la Comisión Antidopaje, los tres delanteros se turnan las anotaciones y, cuando encuentra un poco de calma, Ariel Lassiter es de verdad punzante. Zabala se equivoca poco y aporta mucha garra, esa que muchos en la grada piden a gritos.

Me atrevo a afirmar, aunque la tabla de posiciones diga lo contrario, que esta Liga Deportiva Alajuelense luce mejor que la del torneo pasado. No se juega con la presión del centenario -aunque todavía se celebra esa efeméride-, hay más seguridad en puestos claves, no se han dado salidas masivas y, por el contrario, quienes llegaron parecen actuar con más aplomo jornada a jornada.

Y esa afición, con La 12 incluida, hasta merece mención aparte, sino que lo digan las graderías del Ebal Rodríguez, allá en Guápiles, teñidas de rojo y negro.

Ya febrero se comienza a ir y poco a poco la nube totalmente gris de ese decembrino tiro de esquina que ningún liguista olvidará (mucho menos yo), al menos inicia a disiparse.

No puedo afirmar que la Liga es el mejor equipo del presente certamen… pero sí estoy convencido de que para superar el fatídico número 29, el principal rival a vencer son sus principales fantasmas. Mucho más que cualquier oponente".

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