Hemos dejado de consumir muchos micronutrientes (vitaminas y minerales) que son fundamentales para que el cuerpo cumpla sus funciones. Razones económicas, movimientos alimentarios como el vegetarianismo y la escasez de algunos alimentos en determinadas temporadas, han hecho que se reduzca el consumo de hierro, zinc, ácido fólico y vitamina A, entre otros.
Según la nutricionista Patricia Vidal, a nivel mundial hay una dificiencia del 30% en hierro. "En Costa Rica, la cifra es de 11,1%, no es una deficiencia dramática pero sí moderada y de consideración para evitar que siga en aumento", agregó.
Ante esto, la industria alimentaria ha optado por fortificar sus alimentos. Huevos con selenio, sopas con hierro o leche con zinc son algunos de los ejemplos de lo que nos podemos topar en el supermercado. La ventaja es que no es necesario variar considerablemente nuestros hábitos de consumo para poder aportarle un poco más de micronutrientes al organismo, basta con elegir el producto que aporte este beneficio.
Cada micronutriente tiene su función. Estos son algunos ejemplos: el hierro transporta oxígeno en la sangre ayudando a la capacidad intelectual y a prevenir infecciones; el ácido fólico es importante para estimular el crecimiento de la persona; por su parte, la vitamina A es fundamental para la visión.
La recomendación de la nutricionista es analizar las etiquetas nutricionales de cada producto e inclinarse por el que nos aporta más salud y menos azúcares y grasas; por ejemplo, una sopa o un consomé fortificado puede aportarnos el 15% de requerimiento diario de hierro.
Fuente: Patricia Vial, gerente de nutrición, salud y bienestar de Nestlé Centroamérica.