“Verme como una persona bonita, una persona que existe, fue complicado, porque en la televisión siempre veía cosas que yo no era”, cuenta Shirley Pitta, que a sus 21 años ya apareció en las páginas de Vogue, Elle y Marie Claire.
Shirley se define en las redes como “negra-favelada-nordestina”. Su historia de cenicienta moderna captó titulares: antes de ser descubierta en 2018, ayudaba a su madre a vender pinchos de carne en la entrada de un zoológico de su ciudad natal.
“Todos los días, sábados, domingos y feriados. Llegaba en la mañana y terminaba en la noche”, contó a la agencia AFP.
Shirley se impone por su clara conciencia racial. Cabello corto, pómulos marcados y mirada incisiva, explica que la seguridad que transmite no siempre estuvo allí y que su inseguridad se debía a su color de piel y su cabello crespo.
Diferente y única
Alta, delgada, cabello suelto, la adolescente Gloria Maria dice nunca haber sufrido racismo, pero a pesar de recibir comentarios sobre su potencial, demoró en tocar las puertas del mundo de la moda.
“No tenía confianza, no sé, pensaba que no era bastante bonita”, relata en la agencia Ford Models, en Sao Paulo. “Ahora yo sé que puedo explorar el mundo”, afirma la muchacha, que sueña con trabajar con el reconocido fotógrafo Mario Testino.
La menor de siete hermanos, oriunda de una familia de clase media baja, Gloria Maria admira a Naomi Campbell y Adut Akech.
Para ella Brasil, que exportó a la supermodelo Giselle Bunchen, es un país caracterizado por sus diferencias; algo que puede ser positivo, aunque “a veces las personas se sienten menos por ser diferentes e intentan encajarse en un único patrón. No saben que ser diferente es único”, afirma.