Hay una gran diferencias entre reparar la piel y cuidarla. Cuando hablamos de reparar la piel, se trata usar uno o más productos cosméticos y también se pueden usar procedimientos para estimular activamente la formación de sustancias esenciales para la piel, que ésta ha perdido por alguna causa (envejecimiento, exposición a rayos UV, limpieza con jabones, contacto con aguas alteradas como cloradas o salinizadas, etc.). Entre estas sustancias esenciales destacan el colágeno, la elastina, las ceramidas, el ácido hialurónico, entre otras.
Mientras que los cuidados de mantenimiento, como su nombre lo indica, buscan mantener la piel en su estado actual, concentrando su esfuerzo en reducir el maltrato de la piel y las señales de envejecimiento. Los productos diseñados para el mantenimiento de la piel, no buscan reducir líneas de expresión, rellenar arrugar pequeñas, mejorar la consistencia de la piel ni ninguna otra estimulación activa.
Para conocer cuáles son las necesidades de nuestra piel, se recomienda consultar con un experto (dermatólogo, cirujano plástico o cosmetólogo certificado). Sin embargo, muchas veces con sólo mirarnos al espejo encontramos áreas de nuestro rostro con las que no estamos satisfechos y quisiéramos hacer algo al respecto, por ejemplo líneas de expresión en la frente y el contorno de ojos, surcos a los costados de la nariz, líneas de sonrisa a los costados de la boca, piel marchita y sin brillo, acné, entre otros.
Este tipo de necesidades particulares son las que se pueden abordar para encontrarles una solución. Muchas de estas responden bien al tratamiento con productos dermato-cosméticos. Otras podrán requerir de otros procedimientos invasivos para obtener mejores resultados.
También se debe considerar la cantidad de grasa de nuestra piel pues esto afecta la tolerabilidad de los productos. Como regla general, si el cutis es graso, se deben usar productos con bajo aporte de lípidos (grasas) e idealmente con matificantes (para quitar el efecto de piel brillante). Si el cutis es bajo en grasa a normal, se pueden usar productos con mayor aporte de lípidos.
Elegir las cremas o tratamientos adecuados
A la hora de comprar sus cremas o tratamientos es importante contar con un buen asesoramiento en el momento de la compra. Según el farmacéutico Alejandor Mora, "lamentablemente hoy en día se anuncian productos para la pie, que prometen toda clase de milagros, en diversos medios masivos, desde TV hasta catálogos. Lo que el consumidor debe exigir es información y evidencia". Por ello la principal recomendación es consultar con algún experto: farmacéutico, dermatólogo, cirujano plástico y/o cosmetólogo.
Una vez que la persona reparó las necesidades de su piel y está satisfecha con el resultado, debe iniciar la etapa de mantenimiento. Los productos a usarse dependerán de cuáles hayan sido las reparaciones. Por ejemplo, si trabajó en reducir líneas de expresión en el contorno de los ojos, ahora deberá mantener su piel bien hidratada y usar protector.
Asimismo, tampoco se deben olvidar los cuidados diarios de la piel:
- Limpieza facial diurna con un sustituto de jabón.
- Hidratación facial y corporal diurna.
- Protector solar diario
- Remover el maquillaje antes de dormir.
- Limpieza facial nocturna con un sustituto de jabón.
- Hidratación facial y corporal nocturna.