William Cerdas, de 16 años, se considera un amante de los libros. Ha leído novelas conocidas como las de Harry Potter, de la escritora británica J.K. Rowling, y otras menos difundidas como la trilogía
El gusto de William por la literatura fantástica es compartido hoy por muchos otros adolescentes. En las librerías del país, sagas de magia y vampiros, y obras de suspenso, romance y aventura encabezan las listas de las más vendidas. En la actual Feria del Libro, también son de los más buscados.
¿Qué estimula a los jóvenes a leer ese tipo de historias? Quizás sea una moda, impulsada por las listas internacionales de
La moda sería una posible razón, pero no la única, para explicar por qué los jóvenes buscan estos textos.
Carlos Rubio, escritor tico y estudioso de la literatura infantil, sostiene que los jóvenes devoran libros como los de Harry Potter y
Al leer un libro que sea compartido por los amigos, se abren espacios para comentar y crear vínculos y experiencias en común.
La bibliotecóloga Marta Rubí concuerda con esto y agrega que los muchachos buscan también libros en los que encuentren cómo resolver sus problemas cercanos.
Daniela Albertazzi, lectora de 15 años, asegura lo contrario. Ella dice que en diversas ocasiones se ha identificado con personajes de estas historias para lidiar con sus problemas familiares y hasta sobrellevar la muerte de un familiar.
Rebecca Atmetlla, psicóloga especialista en jóvenes, defiende que la literatura de fantasía no debe ser una fuente de solución de problemas, y explica que la evasión, identificación y proyección son mecanismos de defensa que los jóvenes utilizan, pero que su uso no es lo ideal para lidiar con las situaciones. “Se debería tratar de lidiar con la realidad, tal cual es”, agregó.
Finalmente, Rubio rescata que la libre elección de textos por parte de los jóvenes fomenta de manera positiva el hábito y gusto por la lectura. Al adquirir el gusto en estas historias, los jóvenes podrían explorar una literatura diferente.
“Lo ideal sería que no se queden ahí, sino que pasen a otros textos literarios que requieran un mayor ejercicio intelectual”, agregó.
Sin embargo, se necesita una adecuada motivación en este proceso por parte de padres, profesores y otros adultos. El escritor advierte que la presencia suprema de los