Luminosos colores forman un mosaico lleno de vivacidad, donde las líneas se adelgazan, etéreas, hasta desparecer. El límite se difumina y los pequeños cuadros de colores se enlazan: ahora representan la unión cultural en el mundo. Ana Beatriz Sánchez llama a este acrílico
Las grafías de una red varían según como esta se mire; por ello, durante el Festival Internacional de las Artes, la Asociación Costarricense de Artistas Visuales (ACAV) expone 29 manifestaciones distintas: con pinceladas en un lienzo, con series de objetos en una instalación o mediante las posibilidades digitales de la fotografía.
“Son interesantes las distintas miradas de los artistas bajo el concepto de ‘redes’. Esto enriquece la exhibición y genera un espacio para motivar al espectador a reflexionar. El arte contemporáneo procura que el espectador tenga una experiencia estética con la muestra”, afirma Xiomara Zúñiga, curadora de las obras nacionales.
“Resaltamos que esta exposición tiene obras muy frescas: se hicieron específicamente para ella”, detalla Patricia Rucavado, coordinadora del proyecto.
Por primera vez, la ACAV participa como núcleo formal en el FIA pues anteriormente los miembros exponían por su cuenta.
“Un encuentro internacional es muy importante. La mirada del otro enriquece, y la muestra se vincula muy bien con el FIA pues el tema predominante es el de las identidades. En la confrontación que se produce a partir de la mirada de otras personas hay un intercambio que enriquece la identidad individual y colectiva”, afirma Zúñiga.
“Los seres humanos nos vinculamos en redes y vivimos en conexiones y círculos. Para nosotros es importante que el artista genere este tipo de vínculos comunicativos, no solo tecnológicos, sino también vivenciales para crecer como artistas”, afirma Sayira Cerdas, del comité organizador de la ACAV.
Patricia Rucavado afirma que la curaduría aceptó el 60% de los trabajos presentados pues se exigía calidad óptima. “Cada artista presentaba dos obras, y se elegía una de las dos o ninguna”, detalla.
“La obra es una interpretación de la red tecnológica que arrastramos durante nuestra vida. Aunque los elementos se presentan en un orden semicronológico, lo importante son las conexiones entre ellos y la evolución hacia el presente. Todos los objetos han sido usados por mí o por alguien conocido, lo que conforma una especie de retrato tecnológico que abarca más de cuatro décadas”, especifica el artista.
“Pongo estos seis versos en mi botella al mar / con el secreto designio de que algún día / llegue a una playa casi desierta / y un niño la encuentre y la destape / y en lugar de versos extraiga piedritas / y socorros y alertas y caracoles”, escribió Mario Benedetti en su poema
Igual nombre recibe la obra de Óscar Carmona quien, inspirado en el poeta uruguayo, brinda otra instalación: una botella con una “llave maya” en su interior, que reposa sobre un montículo de arena.
“Las redes son comunicación, y la costumbre antigua y romántica de lanzar botellas al mar tiene el propósito de que alguien las reciba y lea el mensaje. En este caso, la botella no tiene un solo mensaje, sino una llave maya en la que puede haber muchísima información. Por más que avance la tecnología, nunca estará más allá de nuestros sueños”, explica Carmona.
El mexicano Leonardo Nierman presenta un notable acrílico en el que se vislumbra el paso anterior a la digitalización: el papel. Sus pliegues relatan historias y representan el nexo entre el ayer y el hoy. ierman piensa que el precio de esta vorágine tecnológica ha sido un distanciamiento entre los seres humanos, y percibe cierta transfiguración en el ser humano hacia un personaje frío y robótico.
Las pinceladas de Sonia Alfaro también se enredan y desenredan; sin embargo, ella imagina la red de forma mística y psicológica en su acrílico
En el centro de la Casa del Cuño se impone una estructura textil. Los tejidos de Li Briceño abarcan un gran espacio y atrapan la mirada con vivos colores.
“Hay algo que siempre trato de rescatar en mi obra, y es lo de arriba y lo de abajo: una conexión espiritual con la tierra. Represento los enlaces que hacen los hilos: ellos suben o bajan, llevan la información, pero no llegan a chocar; se comunican de forma etérea y muy positiva”, afirma Briceño al hablar de su obra
Con un sinfín de interpretaciones, la muestra estará abierta hasta el sábado 24 de marzo en la Casa del Cuño, a un costado de la Antigua Aduana. La entrada es gratuita. El horario del espacio es de 10 a. m. a 6 p. m., de lunes a sábado, hasta el jueves 15. A partir del viernes 16 y hasta su cierre, la exhibición ampliará su horario hasta las 8 p. m.