Varios especialistas consultados por La Nación coinciden en que la protección de los menores de edad debe ser una labor conjunta entre padres de familia, educadores y autoridades. Sin embargo, el orden comienza por casa.
“Los papás tienen que involucrarse por completo en las actividades de sus hijos. En mi caso, yo primero me aseguro de las condiciones en que se realizará la fiesta: si hay un adulto responsable, quién es, quiénes van a ir, la dirección exacta y yo misma voy en mi carro a dejar a mi hija al lugar”, aconsejó la psicóloga Patricia Odio, quien es madre de una adolescente de 14 años.
Odio está enterada de las megafiestas y ante la mínima señal sospechosa, ella toma cartas en el asunto. “Si mi hija me dice que va en un bus con varios jóvenes, entonces definitivamente no le doy permiso porque sé que va para un lugar de estos”.
A ella le preocupa el tema porque a estos eventos asisten decenas de adolescentes sin un solo adulto que los supervise.
“Los padres deben conversar con los muchachos sobre los riesgos, aun cuando ellos piensen que no les va a pasar nada y que se pueden cuidar solos”, dijo. Destacó que los padres deben marcar los límites antes de que la situación se salga de control.
La experta señaló que la comunicación fluida y constante en el seno familiar es un aspecto fundamental para mantener a los muchachos alejados de estos peligros. Similar opinión expresó Alberto Morales, el director de la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños.
“Tenemos que escuchar a nuestros hijos e hijas y esto implica una inversión de tiempo en cantidad y calidad. Hay que hacerlos sentir queridos, seguros y responsables”, puntualizó el médico.
Consultados sobre el papel de las redes sociales en la difusión de estos eventos, varios expertos coincidieron en que es prácticamente imposible controlar la vida de los menores de edad en las redes. Lo que sí se puede hacer es inculcarles valores que, tarde o temprano, se reflejarán en el ciberespacio.
“Lo que pasa en las redes no se queda ahí, se refleja en la vida real. Cuando un joven aprende a tomar decisiones responsables y a identificar los riesgos en su vida real, hay más posibilidades de que también lo haga en el mundo digital”, destacó Wálter Esquivel.
Él es el coordinador de proyectos de Uso seguro, responsable y productivo de las tecnologías de información y comunicación de la Fundación Paniamor.
El director del Instituto Costarricense sobre Drogas, Carlos Alvarado, fue más severo: “Los padres deben actuar como padres y no como amigos de sus hijos. Su misión es frenar excesos”.