Buenos Aires. AFP. La presidenta argentina, Cristina Fernández, de 60 años, será operada hoy para extraerle un hematoma por un golpe en la cabeza, a tres semanas de elecciones legislativas en las que pone en juego el control del Congreso en mitad de su segundo y último mandato.
“La Presidenta presentó el domingo un hormigueo en su brazo izquierdo (...) constatando una transitoria y leve pérdida de fuerza muscular en el mismo miembro superior. Se indica la intervención quirúrgica que consiste en la evacuación del hematoma”, informó el centro médico Fundación Favaloro en un comunicado divulgado ayer luego de la hospitalización de la mandataria.
Fernández llegó a la Fundación, un reconocido sanatorio privado de investigación e internación, en el asiento del acompañante de un automóvil oficial, desde donde saludó a vecinos que le manifestaron voces de aliento.
Se espera que sea operada en la mañana de hoy.
¿Cuándo se conoció? Los médicos de la Fundación le habían detectado el sábado un coágulo entre el cerebro y el cráneo , a raíz de un traumatismo que sufrió el 12 de agosto, sin síntomas ni estudios que mostraran en aquel entonces lesión alguna.
“No parece ser un tema grave. Toda neurocirugía trae riesgos, pero es sencilla”, comentó el cirujano especialista Carlos Schwartz.
El ejercicio del poder quedó en manos del vicepresidente, Amado Boudou (50 años), pese a que ninguna ceremonia de traspaso se anunció oficialmente.
“En los hechos, la agenda la está cumpliendo Boudou”, dijo una alta fuente de la Presidencia que pidió reserva de identidad.
Cristina Fernández sufrió desde su primer mandato en el 2007 (reelegida en el 2011) cuadros de hipotensión. En enero del 2012 fue sometida una operación para extirparle la glándula tiroides.
Fuegos electorales. La noticia sobre el percance de salud apareció en medio de la campaña electoral y después de la derrota sufrida por el oficialismo en las primarias obligatorias del 11 de agosto en los distritos más poblados.
El vicepresidente reemplazó el lunes a la presidenta al frente de dos actos protocolares en la Casa Rosada (sede del Gobierno), donde dijo que recibió instrucciones de Fernández de “seguir manteniendo la gestión”.
El vicepresidente es un político con baja imagen positiva, según las encuestas, y la Justicia lo investiga por presunto tráfico de influencias en favor de una empresa gráfica, aunque no se han hallado pruebas en su contra.
El politólogo Rosendo Fraga, director de la consultora Nueva Mayoría, dijo que “la razón institucional hace inconveniente el traspaso. ¿Cuál es el problema? La campaña electoral. Dejar la presidencia a cargo de Boudou a tres semanas de las elecciones, va a ser para el oficialismo más desfavorable que favorable”.