Jean-Paul Tennant está en la industria de la aventura, pero eso no significa que disfrute correr riesgos. Es el director ejecutivo de una compañía de viajes, Geographic Expeditions, que se especializa en organizar viajes ambiciosos a países exóticos, lugares donde las monedas locales inestables pueden convertir en un desafío a las transacciones financieras.
Basada en San Francisco, la compañía de 31 años de antiguedad reserva viajes a Bután, Tíbet, Asia central, Patagonia y las islas Galápagos con meses o incluso más de un año de anticipación. A fines del 2006, Tennant había reservado un viaje para ocho clientes que querían explorar el norte de India. Luego la rupia comenzó un ascenso de dos dígitos frente al dólar, lo cual provocó que un proveedor indio con el que ya había acordado las tarifas para las habitaciones de hotel, guías y choferes dijera que necesitaba elevar sus precios. Repentinamente, un viaje que costó a Geographic Expeditions $7.500 por persona iba a aumentar a $9.000.
“Tan pronto como nos comprometemos con un precio, estamos fuertemente expuestos si no sabemos cuáles serán nuestros costos”, dijo Tennant. “Puede aniquilar totalmente a una compañía como la nuestra”. Rápidamente canceló el contrato y halló a otro proveedor que aceptó una cotización firme.
Conforme más compañías pequeñas realizan operaciones en el extranjero, los dueños están aprendiendo que los tipos de cambio volátiles pueden reducir las utilidades. Más de estas empresas están usando bancos y compañías de pagos internacionales y creando estrategias de gestión de riesgos que imitan a las de las grandes empresas.
Tennant dijo que ahora trabajaba con operadores monetarios mundiales experimentados que ayudan a Geographic Expeditions a realizar transacciones y asegurar costos. La estrategia ayudó a su compañía de 45 empleados a crecer a ventas esperadas de $27 millones para este año.
Estos son algunos consejos para realizar negocios en otras divisas, con base en experiencias de pequeños empresarios como Tennant.
Extienda el periodo de cotización. Muchas empresas estadounidenses pagan a sus vendedores en el extranjero en la moneda local, pero no todos los dueños de empresas tienen el tiempo o la experiencia para determinar cómo evitar ser afectado por una variación repentina en el tipo de cambio.
Craig T. Batten es director ejecutivo de S4 Inc. en Toano, Virginia, que importa y vende $8 millones en luces de Navidad al año. Hace cuatro años, la compañía era tan pequeña que no pudo encontrar un banco que le ayudara, de manera que Batten trabajó solo, consiguiendo cotizaciones de fabricantes chinos que eran válidas por un mes y pagaderas en dólares. Él hacía un depósito de hasta 50% del pedido al inicio, y el resto lo pagaba cuando el producto era enviado. Las cotizaciones eran válidas hasta por 90 días. Después de eso, el vendedor entregaba una nueva cotización, lo cual consumía tiempo y obligaba a Seasons 4 a actualizar sus precios.
Ahora que trabaja con Citizens Bank, Batten dijo que recibía cotizaciones con seis meses de anticipación y podía pagar en la moneda local, el renminbi (yuan chino).
“El dólar estadounidense ha estado perdiendo valor en comparación con el renminbi”, dijo Batten. “Los dos lugares con los que trato mantienen los precios por un tiempo más prolongado y cotizan mejores precios porque no están compensando la pérdida del dólar estadounidense”.
El banco le ahorra dinero, dijo, porque ha podido desarrollar relaciones con sus representantes, que cuidan de él. “A menudo reducen las tarifas de transferencias cuando manejan fondos que no están en dólares estadounidenses”, dijo.
Trabaje con un operador. Adriana Kahane, fundadora y directora ejecutiva de Dream Foods International en Santa Mónica, California, depende de una compañía de operaciones cambiarias para que ayude a su empresa a importar jugos de cítricos orgánicos de Sicilia. Dream Foods registra unos $6 millones al año en ventas.
Cuando comenzó, en 1998, Kahane dependía de un gran banco para que comprara las divisas para llevar a cabo las transacciones. Hacía un pedido con 90 días o más de anticipación, comprometiéndose a comprar, digamos, 75,000 euros en cierta fecha para pagar a un proveedor. Cuando llegaba la fecha, aun cuando no necesitara el producto en ese momento, estaba obligada a comprar las divisas. Eso se convirtió en un problema durante la recesión, dijo, cuando “estábamos un poco apretados en nuestros márgenes debido al alto costo del euro”.
Hace cinco años, Kahane empezó a usar a Associated Foreign Exchange, o AFEX, una compañía cambiaria y de pagos internacionales en Los Ángeles. Dijo que la compañía había estado dispuesta a darle días extra antes de que se comprometiera a comprar euros. El representante de AFEX le llama regularmente cuando ve descender el valor del euro y sabe que ella quizá quiera hacer una compra. Kahane dijo que eso había ayudado a Dream Foods a ahorrar unos $100.000 al año.
“Cuanto más pequeñas las empresas cambiarias más competitivas son, y encuentro que su nivel de servicio es mucho más elevado”, dijo. “Si ven una oscilación en los tipos de cambio, van a llamarme”.
Asegure el precio. Tennant, de Geographic Expeditions, insta a los empresarios a usar los contratos a futuro que aseguran un precio acordado para una divisa extranjera. Esta estrategia funciona especialmente bien para compañías como importadoras de vinos que publican sus precios con meses de anticipación.
Tennant trabaja con Wells Fargo y AFEX para llevar a cabo las transacciones. Los operadores compran la divisa – por ejemplo, dólares de Nueva Zelandia– para pagar habitaciones de hotel o tours que serán usados meses después. El tipo de cambio se fija y el precio no puede moverse, aun cuando los tipos de cambio se modifiquen.
“Se asegura el precio de la moneda extranjera que se va a necesitar para comprar en la fecha de pago”, dijo Tennant. “Si usted puede asegurar un precio porque está usando el instrumento financiero apropiado, es bueno para el consumidor. La compensación es algo maravilloso. Elimina la incertidumbre”, aseveró.
Sin embargo, algunas monedas volátiles no pueden ser compensadas, dijo, incluido el dírham marroquí, el tugrik mongol y el somoni tayiko. También es más desafiante tratar con países como China que tienen controles de capital en vigor para regular el flujo de divisas que entran y salen de la economía.
Geographic Expeditions trata de tener al menos dos proveedores en cada destino de manera que cuando uno eleve los precios, como hizo el vendedor indio, la compañía pueda encontrar una alternativa. Cuando se deben usar dólares estadounidenses, Tennant se asegura de que esos contratos estipulen que los precios no pueden cambiar.
Aférrese a los dólares. Algunas pequeñas empresas encuentran que usar divisas extranjeras es un desafío demasiado grande.
Cuando Ice Air, una compañía de Mount Vernon, Nueva York, compra unidades de aire acondicionado en China para revender, Hugh Koh, el director financiero de la compañía, insiste en pagar la factura en dólares.
Durante tres años, dijo, la compañía trabajó con un banco importante para comprar contratos anticipados y realizar operaciones en euros. Con las fluctuaciones cambiarias y las comisiones bancarias, Ice Air quedaba tablas en las transacciones monetarias.
“Era mucho trabajo”, dijo Koh. “Con el mercado cambiario, hay un elemento de azar. Siempre hay riesgo”, añadió el ejecutivo.
Al manejarse solo en dólares, dijo, la compañía evita las fluctuaciones de mercado. No obstante, hay desventajas. Algunos vendedores extranjeros se niegan a aceptar dólares. Quienes lo hacen podrían tratar de protegerse cobrando una comisión, añadiendo incluso hasta 10% al costo de sus productos o servicios.
Pero Koh es feliz de pagar una comisión que le dé paz mental. “Para propósitos de planeación es un número finito”, dijo. “Cuando analizamos los costos de este año, sabemos cuáles serán”.