La segunda acepción de “batear” registrada en el diccionario de la Real Academia Española dice: “Contestar correctamente las preguntas formuladas en un examen o en otra circunstancia” . De manera que solo batea quien acierta en su respuesta, aunque sea por obra de la suerte o la casualidad.
Originalmente, hubiera dicho que esta edición abunda en “batazos”, pero es todo lo contrario: abunda en respuestas absurdas, tanto así que rayan en lo chistoso o lo inverosímil. Y por estos días, muchos docentes se enfrentarán a una nueva “tanda” de esas ocurrencias cuando les toque revisar las pruebas de final de curso.
Arturo Pardo se dio a la tarea de reunir decenas de respuestas tontas dadas en exámenes por alumnos de secundaria, tanto de instituciones públicas como privadas. Sin entrar a averiguar quiénes las dieron o de qué colegio eran, su sondeo con una serie de profesores de diversas asignaturas tenía por objetivo recabar algunas de esas “contestaciones de antología” ,
Luego, viene la pregunta de rigor: ¿Por qué los estudiantes contestan así? ¿Lo hacen por completo desconocimiento o porque buscan llamar la atención? ¿Están apostando acaso a que el docente no lee lo que escriben cuando califica el examen? ¿Por qué es mejor responder una tontera que dejar el espacio en blanco? ¿Cuán aislados son estos casos?
Sin más preámbulo, vayamos al grano, que cinco páginas de respuestas insólitas esperan por ustedes.