Llevo equipo fotográfico ligero, y la atención centrada en el momento decisivo y la luz ideal. Practico la fotografía de calle, o callejera, que viene de la expresión inglesa street photography. Este estilo fotográfico cabe dentro del ámbito de la fotografía documental, en la que el fotógrafo es un espectador y no interviene en la escena. Buenas expresiones de esta modalidad son los trabajos de los estadounidenses Walker Evans y Arthur Felig, y los del maestro francés Henri Cartier-Bresson.
El fotógrafo roba un instante de la cotidianidad y congela una escena; combina el “ojo fotográfico”, la rapidez del disparador en la cámara y su propio instinto para aislar apenas un cuadro dentro del largometraje eterno que es la vida.
Esta imagen carece de título, pero sí tiene banda sonora: es una escena robada de la salida del metro de Odessa, en Ucrania. Hice la foto en una visita de un día a la ciudad-puerto situada frente al mar Negro. Es probable que el músico haya aprovechado la acústica del túnel que lleva a la superficie para ofrecer su recital. Hice la foto en unos segundos.
Yo caminaba en la estación y, al dar la vuelta en una esquina para buscar la salida, vi la silueta del flautista. Con un movimiento instintivo, cambié la exposición de mi cámara mientras la llevaba a mi ojo. Tres cuadros fueron los que pude capturar de esta escena antes de que el músico notase mi presencia.
La delgada silueta del flautista se remarcaba fuertemente sobre las gradas bañadas por el sol veraniego. El claroscuro simplifica los elementos de la imagen, las gradas se prestan para un fondo texturizado, y el fuerte triángulo a la derecha de la imagen crea este ambiente de tardes perezosas cubiertas por un generoso sol. La magia se esfumó en menos de cinco segundos. Después de aquel instante, bajé mi cámara y dediqué un momento a escuchar la melodía que el hombre interpretaba. Esto y una propina por su impecable interpretación en flauta dulce es lo menos que podía ofrecerle al joven músico a cambio de su obsequio visual.
Mi dominio de la lengua ucraniana se reduce a expresiones entrecortadas que apenas alcanzan para salir de una emergencia, pero una sonrisa y el gesto de asentir con la cabeza fue nuestro único intercambio entonces.
El sistema subterráneo de transporte urbano en Rusia fue el detonante de mi fascinación por las estaciones de metro. Viví en Moscú un año y he visitado algunas de las exrepúblicas soviéticas. Para mí, las escenas que se producen en aquellos concurridos lugares –junto con las diferentes calidades de iluminación– forman el sitio perfecto donde se desarrollan habilidades en la fotografía callejera.