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La vida de rojo a verde

El suyo es un oficio intermitente, regido por los cambios de luz del semáforo. En las calles más transitadas del país, muchos se ganan el sustento en lapsos de pocos minutos o segundos.

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Manuel Ángel Salas lleva 11 años trabajando en “su semáforo”, frente al Burger King de San Pedro, y lo conoce como a un hijo: sabe que puede recorrer con su paso lento hasta siete ventanillas y regresar antes “del próximo rojo”. A veces desanda el camino, encorvado y con su brazo izquierdo cargado de lapiceros y cortauñas, pero la mayoría de las veces se queda a medio trecho, charlando con algún conductor que lo saluda.








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