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La primera dolorosa baja

Doña Clotilde Fonseca es la primera baja dolorosa del Gobierno, y seguirán otras...

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En la hora de despedida, el vacío que deja doña Clotilde nos lastima una herida abierta en nuestro imaginario cultural, que se sueña desarrollado, pero se amarra los bolsillos. Somos tacaños de reconocimiento a quienes nos inspiran. Lamentable conducta humana. “Ningún profeta –decía Jesús– es aceptado en su propia tierra” (Lucas 4,24). Pero nobleza obliga a reconocer grandeza y señorío.








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