La lectura de Umair Haque que comentamos hace una semana, nos deja esta pregunta: ¿Cómo puede la empresa, apuntar no solo a ganancias financieras, sino también a generar mejoras a los acervos natural, intelectual, humano, social, emocional y organizacional, de socios, consumidores, personas en general, comunidades, sociedad y futuras generaciones?
Beneficio-costo. Satisfagamos el criterio de beneficio-costo.
Busquemos actividades que mejoren esos acervos sin costo adicional, o que provoquen una mejora en la capacidad de la empresa para generar ganancias financieras.
Hagamos la fiesta de Navidad tradicional, en forma de día de campo para sembrar árboles por la mañana y festejar después.
Al final, nos divertiríamos igual o más, se gastaría lo mismo y contribuiríamos con la reforestación.
De la multitud de decisiones que se van tomando, entresaquemos algunas significativas.
Convirtámoslas en casos de estudio, con o sin apoyo externo, de manera que muchos colaboradores mejoren sus destrezas. Contribuiríamos así a mejorar su acervo intelectual.
El acervo humano se acrecienta si en vez de los tradicionales esfuerzos de motivación, que a veces tienen enfoque de arenga o de manipulación, se transforman en maduras reflexiones sobre el trabajo, que arrojen luz sobre las posibilidades de desarrollo personal que ofrece y sobre la sinergia que existe entre los recursos de la empresa y el talento de los colaboradores.
Redes de colaboración. Crece el capital social si la empresa, en busca de su beneficio, crea redes de colaboración.
Estos tejidos se pueden crear con otras empresas semejantes o complementarias.
También se pueden promover dichas redes entre su personal especializado y el de igual especialidad en otras empresas.
Imagino que una forma de hacer crecer el capital emocional, es promover hábitos de gestión que cultiven entre el personal la responsabilidad, la capacidad de esforzarse, la actitud ante el placer y el éxito, y ante las dificultades y el fracaso.
Y mediante la autorreflexión, estimular a los colaboradores a ser más dueños de sí mismos.
Y se aumenta el capital organizacional cuando se exige a la estructura promover la innovación y el desarrollo personal, además de la eficacia.