No hace falta que un artista muera para poder valorar su creación; no son necesarios los premios póstumos ni los documentales sobre su vida para evidenciar sus aportes al campo estético. Ese es el caso del estadounidense Peter de Sève. Su trazo evocador y su irónica imaginación lo han convertido en uno de los ilustradores contemporáneos más cotizados. De Sève nació en Nueva York en 1958 e inició su carrera como ilustrador editorial al principio de los años 80.
Es notable su capacidad para contar historias con imágenes y para brindar carácter individual a sus personajes. De Sève ha producido una amplia gama de trabajos en ilustración y en animación digital. Él es un artista observador de la gente y de los animales, y con frecuencia recurre a dibujarlos con particularidades del ser humano. Su diseño de personajes para animación es expresivo, lleno de color y con carácter.
La expresividad de sus protagonistas suscitó el interés de los estudios de animación Pixar, Fox y Disney. De Sève diseñó a los personajes de películas como El jorobado de Notre Dame (1996), Bichos , una aventura en miniatura (1998), La era del hielo (2002) y Buscando a Nemo (2003), entre otros. Así, De Sève creó personajes entrañables, como Nemo y Quasimodo.
Para La era de hielo diseñó todos los personajes; entre ellos, Sid (el oso perezoso), Manfred (el mamut gruñón) y el accidentado Scrat, la ardilla prehistórica que sufre tragedias con tal de preservar una bellota.
Sus ilustraciones se han publicado en libros, revistas y afiches. Memorables son sus portadas de la revista estadounidens e The New Yorker , para la que trabaja desde 1993. Esta publicación le ha permitido desarrollar su estilo personal pues no se le exige que su ilustración se relacione con el contenido de la revista. De Sève ha explotado al máximo esa libertad, con imágenes críticas de diversas situaciones.
Técnicamente hablando, sus ilustraciones tienen un sello personal; se destacan por su maestría como dibujante, por su línea estructural pero suelta, por su manejo de la teoría del color mediante transparencias sobrepuestas con acuarela, y por los detalles posteriores añadidos con lapicero.
Su evocador estilo aborda temas con una visión plena de ironía, pero, sobre todo, con carácter, sin perder la calidez humana.