Un destello cósmico recién descubierto podría permitir a astrónomos determinar por primera vez cómo nace un agujero negro.
Un astrofísico del Instituto Tecnológico de California, Tony Piro, describió teóricamente cómo, justo antes de la muerte de una estrella, se emite un fulgor que da pie a la formación del agujero.
Estas regiones del espacio-tiempo se distinguen por ser tan densas y tener tanta fuerza gravitacional, que ni siquiera la luz se escapa de su campo de atracción.
Anteriormente, se pensaba que la muerte de una estrella no ocasionaba mayor espectáculo y que sencillamente desaparecía del espacio formando el agujero.
De acuerdo con la teoría astrofísica, cuando una estrella muere, su centro se colapsa por su propio peso. Mientras tanto, los protones y electrones que componen su centro se funden, creando neutrones.
En los segundos previos a la formación del agujero negro, el centro se convierte en un objeto de densidad extrema, llamado “estrella de neutrones”. De ella se expelen millones de neutrinos, equivalentes a una décima parte de la masa total de nuestro Sol.
Esta pérdida de masa genera una onda expansiva de hidrógeno, de adentro de la estrella de neutrones hacia fuera.
Nueva hipótesis. Recientemente, dos astrónomos de la Universidad de California encontraron que esa onda expansiva, señal de la formación del agujero negro, generaría un destello que dura aproximadamente un año. No obstante, calcularon que la luminosidad le haría muy difícil de observar.
Piro, sin embargo, descubrió que el destello sería entre 10 y 100 veces más brillante de lo previsto, lo cual posibilitaría más su observación. Este brillaría de 3 a 10 días, y emitiría una gran cantidad de luz ultravioleta.
Según Piro, gracias a este hallazgo los astrónomos podrían distinguir al menos un nacimiento de agujeros negros por año.