(Redacción). En Costa Rica el virus llegó en 1983, cuando la enfermedad aún era un misterio en el mundo y se desconocía cuál virus la causaba. Los primeros casos se vieron en pacientes hemofílicos.
Juan Jaramillo Antillón, ministro de Salud en aquella época, dijo a La Nación que las dudas sobre la enfermedad tenían a la población con mucho temor.
"En Costa Rica las autoridades de Salud estuvimos en contacto con el Centro de para el Control de Enfermedades infecciosas Estados Unidos, que nos envió un programa educativo audiovisual a finales de 1984; pero la verdad es que estábamos profundamente consternados por el desconocimiento que existía sobre la verdadera causa de esta enfermedad –aunque ya se sospecha de uno o varios virus–, y la falta de una prueba diagnóstica", explicó Jaramillo.
"La angustia de la población era muy elevada, ya que se habían hecho algunas publicaciones muy alarmistas sobre esta enfermedad de personas no médicas que decían que aquí se estaba dando una epidemia; y mucha gente llamaba al Ministerio pidiendo que un enfermo en una casa del barrio que estaba muy mal, podría tener sida y que debíamos internarlo en un hospital, otros pidiendo encarcelar o meter en un hospital a un homosexual conocido de su barrio, o que metiéramos presos a los homosexuales que andaban en la calle, algún personal de los hospitales cuando entraba un enfermo sospechoso de de una enfermedad desconocida, no querían tratarlo y pedían que se aislara de inmediato ya que podía ser sida. Lo peor fue, que injustificadamente se estaba estigmatizando al paciente hemofílico como una persona que potencialmente podría transmitir la enfermedad y se le tenía miedo", añadió.
Sin embargo, no existía una epidemia en ese entonces, pero sí, una enfermedad mortal para los pacientes.
"En Agosto de 1985, los expertos en infectología, inmunología y hematología del país nos señalaron que en Costa Rica a esa fecha se habían visto ocho casos de sida, seis eran hemofílicos, contaminados al parecer con transfusiones de un producto que periódicamente reciben y que eran traídas del exterior. Los otros dos casos eran dos homosexuales un costarricense y un estadounidense, compañeros que habían venido por unos días al país procedentes de USA. Para finales de 1985, 4 de los 8 casos habían fallecido".