Es fiel al flamenco de sus antepasados, pero no por ello teme a jugar con las fusiones: el bailaor Antonio Ríos
Tras un encargo de la consagrada artista Alicia Alonso, actual directora del prestigioso Ballet Nacional de Cuba, Antonio
En un fin de semana que tuvo libre de ese compromiso, se dio una breve escapada a Costa Rica donde, desde el viernes en la noche, está ofreciendo un taller de técnica flamenca a quienes aspiran dominar ese arte en nuestro país.
En una entrevista con
¿Cómo se incorporó al proyecto con el Ballet Nacional de Cuba?
Fue una invitación de la maestra Alicia Alonso, directora general del Ballet Nacional de Cuba, después de haber impartido y dirigido el seminario de los talleres de flamenco para la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba. Después de haber dirigido este proyecto, se me encargó la dirección y coreografía de
Empezamos a trabajar la primera estancia en La Habana en el mes de febrero. Ahora llegué a La Habana el 30 de mayo; tenemos casi 15 días y ahora regreso para terminar los ensayos. Volveré el 15 de octubre para debutar el 1.° de noviembre en el Teatro Nacional de La Habana.
¡Una experiencia bárbara! Una experiencia tremenda, porque ha sido crear una coreografía desde la visión de un bailaor flamenco, para un ballet clásico y, sobre todo, de la categoría del Ballet Nacional de Cuba.
“Es la primera vez que coreografío para puntas y zapatillas y, sobre todo, ha sido una aventura: cómo podemos entendernos, sea de la disciplina dancística que sea”.
Desde el respeto y la admiración. Cuando respetas la profesión del otro y cuando amas la danza, es el mejor vocablo que podés tener. Nunca les he pedido un movimiento antinatura para ellos porque la formación de un bailarín clásico es muy diferente a la de un bailaor.
“Sobre todo, el equipo del ballet se ha puesto a mi disposición desde el principio. El equipo técnico, creativo, de diseño e iluminación, escenografía, vestuario y, por supuesto, los 24 bailarines del cuerpo de baile y los cuatro papeles principales: Jessie (Domínguez), Omar (Morales), Alfredo (Ibáñez) y, por supuesto, la primerísima bailarina Viengsay Valdés.
Yo creo que es totalmente compatible. Yo me siento fiel a los cánones que ya marcaron los mayores y los grandes maestros de nuestra historia, pero yo sigo viviendo la era que me toca vivir.
“Desde la admiración y el respeto, creo que se puede evolucionar, que no es lo mismo que revolucionar. Y se puede fusionar que no es lo mismo que confusionar”.
Pasé por compañías muy importantes que me aportaron muchísimo, pero tenía la inquietud de contar algo desde un criterio propio y aportar mi propio granito de arena a esta gran montaña que es el flamenco. Quería contar cómo se siente el baile flamenco desde un gitano que nace en el barrio de Santiago de Jerez.
Por supuesto que estoy involucrado porque yo ya lo siento así. Yo creo que el flamenco ya es patrimonio de la humanidad; ya es de todos y nos pertenece a todos los que lo amamos, lo admiramos y lo respetamos.
“Yo he hecho la prueba; la tengo cada vez que me presento en cualquier país. El que lo decidan, aprueben y acepten nos alegrará a todos, pero yo ya lo concibo así”.
Porque es un arte vivo. Es un arte que sigue en plena evolución y ebullición. Es un arte que no cae y que es muy pasional y de muchísima fuerza y ha dado y continúa dando placeres a quienes lo interpretan y reciben.
El cariño de la gente aquí. La afición que los costarricenses le tienen al flamenco y el cariño que le tienen a Antonio
El Teatro Nacional, que me parece una joya arquitectónica tremenda y es muy grato recordar las últimas tres funciones que ahí se hicieron y, sobre todo, lo más bonito para mí es el público. Le tengo mucho cariño al público costarricense porque es lo mismo que ellos me han entregado a mí.
Consiste en reforzar técnicamente la preparación y formación de los que son o van a ser bailaores en este país. Vamos a tratar la técnica de cuerpo, colocación, técnica de brazos y zapateados.
Lo hago compatible con mi profesión como director y coreógrafo. Los profesionales de este estilo dancístico tenemos la obligación de mantener vivas las llamas de emoción del que quiere bailar.
Claro. Adelantarse a eso da un poco de reparo, pero sí debo confesar que ya estamos trabajando en volver a presentarnos con la compañía y, si es posible, en ese teatro tan bonito que tenéis.
“Cada vez que ustedes quieran voy a estar aquí, pero, además de todo corazón, porque me encanta cómo se me recibe”.